23 de noviembre de 2010

Presentación del libro de Luis Maira, ex embajador de Chile en la Argentina, organizada conjuntamente por el CARI y la Universidad Torcuato Di Tella

Por Franco Palazzolo

Debido a los cambios del sistema internacional, la influencia de la globalización, la relativa declinación de las capacidades estatales, la aparición de actores no estatales y no tradicionales, la política internacional subnacional ha adquirido una relevancia e influencia impensada hasta hace algunos años. Así pues, el libro editado por el Embajador Luis Maira, La Política Internacional Subnacional en América Latina, refleja estos cambios internacionales, concentrándose en el ejemplo de las relaciones subnacionales entre la Argentina y Chile. El Doctor Roberto Russell y Eduardo Iglesias hicieron una breve referencia a sus capítulos en el libro.

Russell indicó él escribió una presentación esquemática esencialmente teórica respecto de esta cuestión, presentando las ideas centrales del debate, lo que permite comprender la actualidad de las relaciones subnacionales. Destacó las tres etapas históricas principales de las relaciones entre el Estados Nacional y los gobiernos locales: la primera etapa, llamada Pluralista, se desarrollo entre los años 60 y 70; la siguiente, etapa de Globalismo Neoliberal, se consolidó entre los años 80 y 90; finalmente, la última etapa hace referencia al regreso del Estado y de la política como tal, durante los primeros años del siglo XXI.

Señaló a continuación que el Estado ocupa un lugar central en este debate, al tiempo que han cambiado las formas en que éste se vincula con los gobiernos subnacionales. Así pues, en el debate pluralista respecto del rol y posición del Estado, surgen perspectivas que se oponen a las concepciones clásicas y tradicionales del comportamiento del Estado como actor monolítico. Estas visiones afirman que en la actualidad han aparecido nuevos actores no estatales, con una mayor presencia e influencia.

Asimismo, a partir de otros debates se ha criticado la unidad y racionalidad del comportamiento desagregado del Estado. Aparecen entonces los fenómenos de subestatalidad y transestatalidad, para describir la nueva realidad que caracteriza las relaciones entre países.

A partir de los años 60, dado que se trasladan gradualmente ciertas competencias a los gobiernos subnacionales, comienza a debatirse cuál es el alcance de las potestades del Estado sobre determinados territorios. Así pues, comienza a consolidarse la llamada para-diplomacia, referida a la gestión de temas internacionales por parte de estos gobiernos subnacionales.

Las corrientes globalistas debaten cuál es la funcionalidad del Estado para organizar la actividad humana en un mundo globalizado, dado que la gobernabilidad está pasando paulatinamente a manos de otros actores internacionales, ya sea privados o sub-estatales. De esta manera, en los años 80 y 90 se consolidó la perspectiva neo-medievalista. Desde esta visión se afirma que el Estado Nacional pierde autoridad "hacia arriba", porque delega muchas de sus facultades por la fuerte presión de consolidar la supranacionalidad; a su vez, cede cada vez más poder también a ciertos actores privados y los gobiernos sub-nacionales. Russell concluyó que estamos presenciando un fuerte y largo proceso de dispersión del poder, que genera grandes dudas sobre la gobernanza global. Estos procesos, se han profundizado en muchos países sub-desarrollados, debido a la significativa debilidad o ausencia del Estado. Destacó, finalmente, que es importante trabajar en la creación de una articulación positiva entre el Estado y los gobiernos subnacionales.

Por su parte, Eduardo Iglesias, remarcó la consolidación de un proceso de debilitamiento del Estado Nacional y de fortalecimiento del poder sub-nacional. Manifestó que es sumamente interesante estudiar el caso de los países federales, como la Argentina, el Brasil o los Estados Unidos. Indicó que los países con un sistema federal tienen una mayor inserción internacional, a la vez que han sufrido fuertemente la presión de unidades subnacionales. Hizo referencia al ejemplo de la gran fuerza ejercida por el estado de Arizona respecto de la ley de Inmigración, amparada en su lejanía y relativa independencia de los centros de poder de la costa Este. Respecto de las regalías petroleras, agregó que el estado de Río de Janeiro ha realizado gestiones para quedarse con los dividendos de las exploraciones frente a sus costas, enfrentándose con el gobierno central. Estos casos ejemplifican las dificultades a nivel interno que tiene el Estado Nacional para imponer sus decisiones, su poder y capacidad de decidir sobre los distritos subnacionales.

Luego, el Embajador Luis Maira destacó que la cuestión de las relaciones internacionales subnacionales será significativa el quehacer intencional de América Latina en las próximas décadas, debido a la aparición y consolidación de diversos actores subnacionales. Añadió que el contexto de globalización y multipolaridad actual del Sistema Internacional ha fomentado esta realidad. Afirmó también que las grandes regiones y espacios económico-políticos integrados son ahora actores centrales del mundo, por lo que América Latina debe seguir ese camino. Ésta es, pues, la única región en desarrollo que puede volverse un actor importante, si logra concentrarse en el interés común de de los países del área.

El Embajador Maira presentó luego dos reflexiones centrales respecto de la cuestión analizada. En primer lugar afirmó que la integración es la tarea más antigua pero más fallida desde el proceso de independencia latinoamericano. Hizo entonces referencia al proyecto impulsado por Simón Bolívar, a través de su famosa Carta de Jamaica, de lograr consolidar la integración política del continente. Sin embargo, los fuertes intereses sub-regionales lo llevan a fracasar, condenándolo a ser un proyecto sin destino en el futuro del continente. Luego de la Segunda Guerra Mundial, bajo el ejemplo de Europa, se inicia lentamente en América Latina un intento de integración. Este proceso inicia con el Informe de 1959 sobre Mercado Común Latinoamericano, pero el prometedor proyecto de sumar capacidades económicas, pronto terminaría también en un fracaso. Posteriores intentos de construcción nacional y propuestas de integración política, lamentablemente sólo reflejaron las contradicciones regionales y las dificultades de convivencia. La segunda reflexión gira en torno a la pregunta de porqué la colonia portuguesa en América, tan amplia y con tantas diferencias internas, terminó siendo un gran país y una potencia a nivel global. Surge también paralelamente la pregunta de por qué la América española termia tan dividida y enfrentada, mientras que el Brasil logra permanecer unido y fuerte.

Finalmente, el editor del libro complementó los puntos anteriores que luego desde el final de la Segunda Guerra Mundial, se genera en América Latina un nuevo escenario. La soberanía ya no es más exclusiva del gobierno central, sino que otros actores toman algunas atribuciones y decisiones antes exclusivas del Estado Nacional. Así pues, la Política Exterior comienza a ser vista territorialmente, al tiempo que la soberanía se reparte hacia arriba y hacia abajo. Respecto de estos cambios, concluyó que es de vital importancia mantener, consolidar y promover los nexos horizontales entre provincias Argentinas y regiones Chilenas. Los Comités de Integración, por ejemplo, se están fortaleciendo progresivamente y son un verdadero modelo de integración regional.