9 de abril de 2013

Sesión académica organizada conjuntamente por el CARI y la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES)

Por Elliot Sucari

La diplomacia no se debe entender únicamente como el manejo formal de las relaciones entre dos o más estados soberanos llevadas a cabo por agentes estatales. Existe también la diplomacia informal, en la que individuos y organizaciones que no pertenecen al apéndice de los gobiernos, participan en un dialogo interestatal con el fin de resolver conflictos o fomentar la confianza. En esta diplomacia de segunda vía suelen participar académicos, ex-funcionarios, figuras públicas y activistas sociales, entre otros.

Este tipo de acercamiento por fuera del ámbito oficial es fundamental para promover el dialogo y acercar posiciones entre dos estados enemistados, como es el caso de Cuba y Estados Unidos. En el 2009 la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES), en conjunto con la Universidad de la Habana y la American University, ha coordinado y facilitado un proceso de diálogo y diplomacia ciudadana conocido como "Taller Académico Cuba-Estados Unidos". Carlos Alzugaray, ex Embajador de Cuba ante la Unión Europea y ahora profesor de la Universidad de la Habana, y Eric Hershberg, director del Center for Latin American and Latino Studies de la American University, dialogaron acerca de este proceso de acercamiento entre ambas partes.

Por su parte, Carlos Alzugaray argumentó que las relaciones entre EE.UU. y Cuba sufren del síndrome de la "montaña rusa" ya que sus relaciones dependen en su mayoría de las distintas administraciones norteamericanas, tendiendo a abrirse y cerrarse dependiendo del enfoque de cada administración. El ex diplomático, soslaya que hubo un cambio notable de menor a mayor apertura comunicacional entre las administraciones de George W. Bush y Barack Obama. Frente a esto, propone que se eliminen los obstáculos políticos para el intercambio académico y científico entre ambos países.

Las relaciones entre EE.UU. y Cuba sufren del síndrome de la "montaña rusa" ya que sus relaciones dependen en su mayoría de las distintas administraciones norteamericanas, tendiendo a abrirse y cerrarse dependiendo del enfoque de cada administración

Alzugaray, en su presentación rescató que como resultado de este dialogo se ha elaborado un documento entre ambas universidades, y mencionó que si bien no es muy ambicioso, el mismo "se basa en profundizar la cooperación en las cosas que ya existen. No se pide levantar completamente el bloqueo ni las trabas en su totalidad", sino mejorar las bases del contenido para entablar un dialogo preciso en relación al intercambio académico, el comercio internacional, el terrorismo, la libertad de viajar y el medio ambiente.

En esta dirección, Eric Hershberg señaló la importancia del acercamiento bilateral entre ambas sociedades. El documento, según el norteamericano, se centra en los rubros elementales en donde hay intereses comunes para ambas partes. Sin llegar a una normalización plena de las relaciones estas recomendaciones son para mejorar los intereses comunes.

A continuación el académico pasó mencionar una serie de obstáculos dentro de EE.UU. que perjudican directamente la relación con Cuba. En primer lugar indicó la coyuntura política, donde el sector mayoritario que apoya una normalización en las relaciones con Cuba no lo incluyen como una prioridad en su agenda, a diferencia de aquellos que mantienen una posición opuesta. Una muy chica coalición del partido republicano condiciona su apoyo sobre diversos temas de envergadura doméstica en detrimento al mantenimiento del bloqueo con Cuba. Lo mismo pasa con la existencia de redes de donantes que condicionan su apoyo financiero a las campañas políticas al aislamiento de Cuba.

En segundo lugar, el director del Center for Latin American and Latino Studies critica la existencia de ciertas barreras burocráticas. Por ejemplo, critica la obligatoriedad de reunir una mayoría de 2/3 en ambas cámaras para eliminar las barreras contra el bloqueo a Cuba, más allá de las voluntades de Barack Obama en levantar el bloqueo económico.

En tercer lugar argumenta que muchos funcionarios del gobierno norteamericano siguen utilizando una lógica que responde al anacronismo de la guerra fría, viendo a Cuba como un país enemigo por ser comunista.

Muchos funcionarios del gobierno norteamericano siguen utilizando una lógica que responde al anacronismo de la guerra fría, viendo a Cuba como un país enemigo por ser comunista

Por último, y en consonancia con el argumento anterior, arguye que Estados Unidos sostiene sus relaciones con Cuba al cambio de régimen. En otras palabras reduce la relación a la coyuntura del cambio de régimen cubano.

Tomando en cuenta estos obstáculos el ponente a modo de conclusión soslaya que Estados Unidos en el siglo XXI, a diferencia de siglo XX, se ve como miembro pleno de un orden mundial distinto al que concebía George W. Bush. Sin embargo, afirma que la agenda de Obama todavía no ha podido implementarse en su totalidad. Para que esta agenda pueda implementarse, se requiere una modernización en la actitud de EE.UU. hacia Cuba. De este modo afirma que las grandes potencias de América Latina deberían condicionar su relación con Estados Unidos a su relación con Cuba para poder avanzar en un cambio de postura por parte de EE.UU., transformando la relación en una cuestión de corte multilateral.