4 de abril de 2011

Sesión académica a cargo de David Anzarout, Director del Centro de Investigación Política de la Cancillería Israelí y Raphael Singer, Diplomático de Carrera y Consejero en la División de Asuntos Estratégicos del Estado de Israel

Por Fernando Mourón

Los cambios en los países árabes y musulmanes de los últimos dos meses han tomado por sorpresa a gran parte de la comunidad internacional y, por lo tanto, todavía no se conoce a ciencia cierta cuales serán sus implicancias a futuro. Revueltas populares, férreas represiones, cambios de régimen y hasta intervenciones armadas son actualmente analizadas por diversos especialistas en Relaciones Internacionales con el mayor detenimiento posible. En este marco, el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales invitó a dos expertos en la región para debatir acerca de las economías de los países árabes y musulmanes y su influencia sobre la estabilidad política.

David Anzarout dio inicio a su exposición afirmando que la frustración económica y la frustración política, de las cuales son victimas muchos habitantes de los países árabes y musulmanes, son las principales causas que explican las revoluciones en Túnez, Egipto y Libia. En este sentido, recordó que en 2009 la ONU ya había emitido un informe en el cual se sostenía que los regímenes políticos de la región eran la principal amenaza para los deseos de prosperidad y progreso de sus ciudadanos.

Ahora bien, ¿cuál es la realidad económica de los países en cuestión? Según informes del Banco Mundial traídos a colación por Anzarout, los niveles de pobreza en Egipto alcanzarían el 40% y el 50% de los niños estaría sobreviviendo con menos de dos dólares diarios. A su vez, a pesar de que la situación no es tan alarmante como en el caso egipcio, en países como Túnez, Libia, Jordania y hasta Arabia Saudita, los índices sociales también dejan bastante que desear. Esto es aún más grave si se tiene en cuenta que, en países como el regido por Abdalá bin Abdelaziz donde el PBI per cápita llega a los US$ 30.000, más de 30% de la población subsiste con 400 dólares anuales. En resumidas cuentas, lo que estos números indican es una desigualdad extrema en la distribución de la renta.

Anzarout resalta que, si bien los datos económicos son similares desde Marruecos hasta Irán, la realidad política en cada país es diferente. El funcionario israelí remarcó que las monarquías en Medio Oriente son más estables que los regímenes autocráticos y que, por lo tanto, poseen más posibilidades de subsistir a este crítico período de revueltas y perpetuarse en el tiempo. Para corroborar su hipótesis, Anzarout se focalizó en algunos casos y los analizó de forma detenida.

Por ejemplo, en el caso de la monarquía en Jordania, dado que todavía no hay fuertes reclamos con respecto al tipo de régimen, hoy podría mejorarse sustancialmente si se revierten las reformas económicas de tinte neoliberal realizadas hace más de 10 años.

En el caso de Arabia Saudita, donde las protestas fueron instigadas principalmente por la población shiíta, pero donde el 80% de los habitantes son de origen sunitas, se ha interpretado que los reclamos son más bien étnicos y que, por lo tanto, no responden a una demanda en cuanto al cambio de régimen.

Sin embargo, según Anzarout existe un caso que no se correspondería a esta teoría y que es considerado por los diversos países de Medio oriente como un punto de inflexión: Bahrein. Dado que el país del Golfo Pérsico ha sufrido reiteradas revueltas en estos últimos dos meses -muchas de ellas instigadas desde Irán-, Arabia Saudita y el resto de los Emiratos decidieron intervenir en la zona para evitar que el régimen caiga.

De acuerdo a lo expuesto por Anzarout, todos estos hechos demostrarían que las monarquías árabes en el corto plazo superarán los actuales escollos y lograrán permanecer en el poder.

Ampliando su análisis a todo Medio Oriente, subrayó que Egipto no va a estar tan disponible para asumir su liderazgo tradicional y que, por lo tanto, los espacios que dejará este vacío de poder podrán ser ocupados tanto por Turquía como por Irán, a pesar que este último es un país donde potencialmente también pueden estallar revueltas.

A continuación, Raphael Singer comenzó su exposición focalizando su atención en Irán, su plan nuclear y el apoyo que desde Teherán se otorga a organizaciones como Hezbollah. En primer lugar, destacó que un Estado que semanalmente proclama que Israel es un cáncer y que por este motivo debe ser borrado del mapa, desde Tel Aviv no puede ser considerado sino como un peligro existencial.

Adentrándose en el análisis del programa nuclear de Irán, el diplomático israelí sugirió que hasta la fecha se han enriquecido 3.600 kilogramos de uranio, lo cual demostraría -junto a otros indicadores- que el propósito del proyecto va más allá del desarrollo de tecnología en el ámbito civil. De acuerdo a Singer, si bien Israel ha percibido en los últimos años una mayor preocupación por parte de Occidente con respecto a este tema (lo cual ha quedado reflejado mediante las sanciones del Consejo de Seguridad), en 2010 las presiones han disminuido y ello le ha otorgado a Irán la posibilidad de continuar con su plan nuclear. Mientras tanto, Teherán busca nuevos aliados y ello explica la ampliación de las inversiones iraníes en África, las visitas de Ahmadineyad a diversos países de Sudamérica, el crecimiento y la diversificación en lo que respecta a intercambio comercial y el incremento de las convenciones internacionales en Teherán.

Retomando la palabra, David Anzarout analizó las restricciones impuestas a Irán por parte de las Naciones Unidas y su impacto en la economía y en el armado político de la República Islámica. Luego de las sanciones unilaterales llevadas adelante por Australia, Japón, Corea del Sur y diversos países europeos y americanos, en junio de 2010 el Consejo de Seguridad de la ONU puso en vigencia la Resolución 1929 (2010), que tenían como objetivo limitar el avance del plan nuclear iraní. Ante esta medida, la primera reacción desde Teherán fue la sorpresa, dado que no se esperaba un "golpe" tan fuerte proveniente de la comunidad internacional. Dichas sanciones, según Anzarout, impactaron directamente en el sector energético y específicamente en la producción de petróleo, que actualmente se encuentra a la baja, dado la falta de inversión extranjera. A su vez, debido a las restricciones financieras, Irán está teniendo problemas para vender su propio crudo. Muchos bancos, especialmente los de la Unión Europea, no emiten cartas de crédito para la compra de petróleo iraní y esto restringe la cantidad de mercados y el margen de maniobra que posee actualmente el gobierno de Teherán. Además, la prohibición por parte de los Estados Unidos y los miembros de la Comunidad Europea para asegurar navíos iraníes, ha devenido en una merma del flujo comercial de la República Islámica por causa de severos problemas en su capacidad de transporte. Debido a todo lo anunciado previamente, Anzarout señaló que muchas empresas europeas y asiáticas, se están yendo del país o están reduciendo al máximo su participación en Irán.

Por último, Anzarout sugirió que no obstante las sanciones de las Naciones Unidas, hay dos cuestiones en Irán que económicamente están ofreciendo un cierto alivio: en primer lugar, el precio internacional del petróleo ha subido bastante, lo cual ha devenido en un importante ingreso de divisas; a su vez, el poder central ha eliminado una gran cantidad de subsidios, lo cual trajo consigo aparejado un incremento en el ahorro público. En resumidas cuentas, según el funcionario israelí, si bien las sanciones funcionaron y funcionan hasta cierto punto, no son suficientes a la hora de presionar a Irán para detener su plan nuclear. De esta manera, para Anzarout, queda en evidencia que la comunidad internacional debe continuar ejerciendo una férrea presión sobre Teherán.

David AnzaroutRealizó su Maestría en Relaciones Internacionales en la Universidad Hebrea de Jerusalén y estudió Negocios en la Universidad de Texas (Austin). Actualmente trabaja en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel como investigador y analista económico especializado en asuntos energéticos y de Medio Oriente. Anteriormente se desempeñó en el Departamento Internacional del Banco Mizrahi-Tefahot (Israel) como analista de crédito para clientes extranjeros.v

Raphael SingerSe graduó como Licenciado en Relaciones Internacionales en la Universidad Hebrea de Jerusalén y realizó su Maestría en Administración Pública en la Universidad de Tel Aviv. Desde 1989 es parte del cuerpo diplomático israelí y se ha desempeñado como representante oficial en diversos destinos: Turquía, Colombia y Brasil. A su vez, ha sido Primer Secretario en el Departamento de Cooperación Internacional y desde 2010 es Consejero en la División de Asuntos Estratégicos del Estado de Israel