13 de mayo de 2015

Ciclo de Conferencias organizado por el Comité Estados Unidos, con el auspicio de la Embajada de Estados Unidos

Por Pilar Castillo

El miércoles 13 de mayo de 2015 se llevó a cabo una sesión académica a cargo de Rosendo Fraga, en la cual el expositor cuestionó la literatura dominante acerca de la historia de la relación entre la Argentina y los Estados Unidos.

La paradoja es que el populismo rioplatense tiene origen en un autor norteamericano

Fraga comenzó su exposición aseverando que la interpretación historiográfica dominante establece que la relación entre los Estados Unidos y la Argentina fue, principalmente, una relación de antagonismo. Sin embargo, sostuvo que esta interpretación historiográfica se construyó iluminando determinados momentos históricos y no contempló a la relación en su totalidad. Por lo tanto, si se mira el panorama completo, es posible que los momentos de tensión entre los dos países sean la excepción y no la regla. Fraga resaltó que tan solo hubieron tres grandes momentos de discrepancia en los dos siglos de relaciones bilaterales: (1) la Primera Conferencia Interamericana; (2) el "Braden o Perón" y; (3) la Cumbre de las Américas de 2005 en Mar del Plata.

Fraga se propuso hacer un análisis exhaustivo de la relación entre los dos países a lo largo de la historia, en contraposición a la literatura predominante que pone el foco en hechos puntuales. Señaló que hay una subestimación de la influencia norteamericana en la construcción estatal y en el origen del federalismo argentino. Para respaldar este argumento proporcionó algunos ejemplos históricos. En primer lugar, Belgrano hizo una traducción del discurso de despedida de George Washington y notó la importancia de la ley constitucional, según la cual, el presidente solo puede ejercer dos mandatos en el cargo, para evitar la tendencia hacia el autoritarismo. En segundo lugar, las instrucciones que Artigas envió a los diputados en la Asamblea del año XIII, que dieron origen al federalismo, estuvieron inspiradas en los escritos de Thomas Paine, un autor norteamericano. Asimismo, Juan Manuel Dorrego y Manuel Moreno, los defensores del federalismo argentino y la autonomía de Buenos Aires, estuvieron exiliados en Baltimore. En este contexto, Fraga destacó que el modelo federalista estadounidense tomó un rol esencial como fuente de la construcción estatal nacional.

Lo menos que uno percibe en los representantes diplomáticos norteamericanos es hostilidad. Todos opinaban que la Argentina era el país más importante de la región y que era el país con el cual más debían vincularse

A continuación, el expositor se enfocó en dos de las figuras más influyentes de la historia argentina: Domingo F. Sarmiento y Juan Bautista Alberdi. Fraga destacó que ambos eran grandes admiradores de la política norteamericana y creían que el futuro estaba en Estados Unidos y no en Europa. El ejemplo más claro es la Constitución argentina de 1853, que tomó como modelo a la Constitución estadounidense, con algunas adecuaciones introducidas por Alberdi, como el estado de sitio y la imposibilidad de la reelección inmediata. Por su parte, Sarmiento reprodujo algunas ideas estadounidenses en el sistema educativo argentino.

En cuanto a la generación del 80, Fraga sostuvo que no es cierto que durante esta época hubo una fuerte tendencia pro-europea y antinorteamericana. Nuevamente, el expositor defendió esta hipótesis a partir de varios ejemplos. Primero, en 1881 fue Roca el que propuso a Estados Unidos como mediador en el conflicto con Chile, dándole una victoria diplomática a la nueva potencia. Adicionalmente, en la segunda etapa del conflicto con Chile, Roca propuso un arbitraje a cargo del representante diplomático estadounidense en la Argentina. En segundo lugar, Juan B. Justo concluyó de su viaje a los Estados Unidos en 1895 que el capitalismo que iba a triunfar era el de los Estados Unidos y no el de Europa y que Estados Unidos probablemente se convertiría en el país más avanzado. Tercero, la posición desafiante que Quintana y Roque Sáenz Peña adoptaron en la Primera Conferencia Panamericana en 1898 y la gestión pasiva de Vicente Quesada recibieron fuertes críticas de gran parte de la elite gobernante, entre ellos, Roca y García Mérou. Más aún, la Argentina comenzó a contribuir financieramente con la Oficina de Asuntos Panamericanos. Por último, la propuesta de representación uninominal por circunscripciones de Carlos Pellegrini se basó en el sistema electoral norteamericano. En uno de sus escritos, Pellegrini expresó: "Nuestro ideal nacional es ser lo que ese pueblo es hoy".

Luego, Fraga analizó la Conferencia Interamericana de 1936 cuando, por primera vez, Argentina recibió la visita oficial de un presidente estadounidense. En esa conferencia sí hubo desacuerdo entre los dos países. Estados Unidos presentó un sistema para preservar la paz en el contexto interamericano, pero la Argentina planteó que este tenía que ser en el ámbito de la Sociedad de las Naciones. A pesar de que Estados Unidos no formaba parte de dicha organización internacional, el resto del continente sí y, por lo tanto, apoyaron a la Argentina. Fraga agregó que, más allá de las diferencias que tuvieron lugar en el marco de la Conferencia, la recepción de Franklin D. Roosevelt fue muy popular.

Rediscutir la interpretación histórica es importante porque condiciona las acciones políticas futuras. Por eso es útil discutir esta visión hegemónica de que el desentendimiento es la constante entre los Estados Unidos y la Argentina

Refiriéndose a la Segunda Guerra Mundial, Fraga cuestionó la inexorabilidad de la simpatía argentina con el Eje. Al contrario, indicó que existieron dos claros momentos de acercamiento al bando pro-aliado. El primero, en 1940, con el Plan Pinedo que, a pesar de fracasar a causa de insuficiente sustento político, planteaba que la Argentina debía construir sus alianzas con Brasil y Estados Unidos. El segundo, en 1942, cuando Justo le ofreció a Brasil una cooperación militar. El expositor sostuvo que estos acercamientos no se terminaron llevando porque existiera afinidad entre la Argentina y el Eje sino a causa de ambiciones de poder de Castillo.

Fraga también cuestionó la idea instaurada de que hubo un enfrentamiento profundo y extendido de Perón con los Estados Unidos. La historiografía del peronismo dice que Perón se reconcilia con los Estados Unidos en 1955 con la firma del contrato con la Standard Oil de California. Fraga estableció que esto no es real, ya que la reconciliación de Perón con los Estados Unidos ocurrió en 1946 y se dio por la vía militar: el proveedor de armamento de Perón fue Estados Unidos.

A modo de conclusión, Fraga afirmó que, si se analiza la historia de las relaciones entre los Estados Unidos y la Argentina, notamos que lo ocurrido en la Cumbre de las Américas de 2005 en Mar del Plata es la excepción y no la regla. Y señaló: "si uno revisa la historia, hay dos o tres momentos muy notorios de desentendimiento pero, a su vez, hay una serie de momentos de mucha más coincidencia. Incluso, cuando uno revisa lo ideológico, hay una subestimación de la influencia de los Estados Unidos en el federalismo argentino y toda la organización constitucional".

Por último, Fraga afirmó que hay una simplificación de la generación del 80 y la tendencia pro-europea y antinorteamericana porque, cuando uno va a los personajes, esta idea no tiene sustento. Asimismo, la hostilidad de Perón hacia los Estados Unidos fue un momento breve pero, inmediatamente, hubo un entendimiento absolutamente central.

Rosendo M. FragaAnalista político, periodista e historiador. Es colaborador de diversos medios periodísticos y consultor de distintas entidades. Presidente y Coordinador General de Nueva Mayoría. Es Miembro de Número de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas. Es Director del Comité Estados Unidos y Miembro del Comité Ejecutivo del CARI. Lleva publicados treinta y tres libros sobre temas políticos, históricos y militares. Ha recibido varias condecoraciones y obtuvo un Premio Konex de Periodismo