19 de septiembre de 2018

Sesión académica a cargo de Andrés Ortega, investigador Senior asociado de Real Instituto Elcano y Director del Observatorio de Ideas y Gustavo Beliz, Director del Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), organizada conjuntamente por el CARI, el BID-INTAL y el Real Instituto Elcano. Presentación y palabras introductorias a cargo del Embajador Eduardo Airaldi

Por María Belén López Conte

China está recientemente interesada en América Latina, lo que tendrá consecuencias geopolíticas

El miércoles 19 de septiembre del 2018, Andrés Ortega comenzó su disertación presentando el concepto de una nueva geopolítica de la tecnología, la geotecnología. La misma, afirmó, se encuentra dominada por los Estados Unidos y en segundo lugar por China, seguida muy por detrás por la Unión Europea y en la cual América Latina debería considerar hacerse de un papel más sustancial.

De acuerdo con el expositor, la cooperación tecnológica puede ser determinante para las relaciones entre Estados, por lo que si bien es un concepto muy reciente, no debe descartarse la idea de una posible triangulación entre China, Europa y Latinoamérica como un nuevo espacio de cooperación y competencia. En la cooperación tecnológica, explica Ortega, China encuentra un espacio para la exportación. Por consiguiente, el gigante asiático busca ganar conocimiento y dejar de depender tecnológicamente de otros países, por lo que debe entenderse esta relación como de interés recíproco entre las regiones y no como una estrategia de soft balance en contra de los Estados Unidos.

Por su parte, a diferencia de muchos Estados –como España y Latinoamérica en general–, China ha seguido un plan en materia tecnológica que ha fortalecido sus avances en esta área. En 2017, la administración de Xi Jinping culminó la implementación total de su reforma del sistema de ciencia e innovación, compuesto por planes nacionales claves de investigación y desarrollo y la creación de fondos de innovación tecnológica y para ciencia y tecnología básica, entre otras medidas. Por otra parte, el 13º Plan Quinquenal chino a desarrollarse hasta el 2020, buscará brindar oportunidades para empresas extranjeras en tecnologías avanzadas de fabricación, maquinarias agrícolas, tecnologías verdes y ciudades inteligentes. Sin embargo, este creciente poder tecnológico de China implica, desde Europa, la necesidad de una búsqueda de reciprocidad y equilibrio en sus relaciones de cooperación. Esto se debe, según Ortega, a que las empresas europeas que invierten en China tienen un acceso muy limitado y crecientes problemas para contratar investigaciones en el terreno. Por otra parte, América Latina también se rige por condiciones similares, las cuales afectan la influencia latinoamericana en China y no necesariamente a la inversa.

No obstante, a pesar de la existencia de sectores de acceso reducidos e incluso prohibidos en la economía China, el gobierno de Xi Jinping busca alentar las inversiones extranjeras en sectores específicos. En este sentido, China cuenta con zonas de libre comercio en la región y con un catálogo para la orientación de las industrias en inversión extranjera. Particularmente, como explica Ortega, entre Europa y China existen acuerdos que se renuevan cada cinco años, como también una agenda estratégica de cooperación y marcos que la promueven. Este encuadre no necesariamente sucede en la relaciones entre Latinoamérica y China, posiblemente, según el expositor, por falta de integración institucional.

En la actualidad, Europa y China están llevando adelante la iniciativa geopolítica más ambiciosa del mundo: el Proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, el cual no sólo pretende abarcar a la región euroasiática sino también a Latinoamérica y África. Esto se debe, principalmente, a que este proyecto busca trascender la dimensión física, otorgándole mayor importancia al plano digital. En este marco, Latinoamérica tiene una oportunidad única para investigar los resultados del proyecto.

De acuerdo con Ortega, para el Estado chino, Latinoamérica ya no es solo una fuente de materias primas, sino que también encuentra interés en sectores como el energético y la biotecnología. Sin embargo, no existen hasta el momento acuerdos de la magnitud mencionada entre Latinoamérica y China, como tampoco con Europa. Aún así, sí existen acuerdos multilaterales entre estos. Por su parte, es posible observar como China ha transformado y continúa transformando la dinámica de la región. El comercio se ha expandido y las inversiones se han incrementado, evidenciando el interés oriental en un nuevo campo fértil y generando a su vez una preocupación en Washington por su crecimiento en su área de influencia.

A modo de conclusión, Ortega expresó que una triangulación en materia tecnológica podría no solo ser interesante, sino también potenciar los tres vértices que la componen, aunque no esté exento de problemas tales como la competencia comercial. En este sentido, es posible pensar que la guerra comercial entre China y Estados Unidos que afecta actualmente el Sistema Internacional, podría ser una excelente oportunidad para que el interés chino por América Latina y Europa se incremente.

Posteriormente, Gustavo Beliz comenzó con su exposición destacando la necesidad de profundizar el vínculo latinoamericano con China de forma creativa. En primer lugar, resaltó la importancia de desarrollar vínculos en el marco del Mercosur. De acuerdo con Beliz, este tiene pendiente una respuesta estratégica a la relación de forma articulada, en aras de lograr un horizonte más preciso en las relaciones entre ambas regiones, ya que históricamente se ha optado por respuestas bilaterales de libre comercio hechas a medida.

El cambio tiene que ser un cambio de visión estratégica y para eso los acuerdos deben ser en conjunto

Siguiendo esta línea, el expositor expresó la necesidad de ser más sofisticados en la relación con el gigante asiático, ya que facilitar el vínculo comercial con China no necesariamente dependa de políticas arancelarias, sino también de lograr el acceso a los mercados desde un punto de vista institucional. De acuerdo con Beliz, si América Latina quiere fortalecer el nexo, es necesario atender en primer lugar dos cuestiones estratégicas: en primer lugar, la creciente urbanización en la población china y en segundo, los nichos generados por la creciente sofisticación en la demanda de consumo.

Por otra parte, Beliz continuó su disertación reconociendo la importancia de las nuevas tecnologías que, en el caso chino, hacen convivir la materia prima tangible con la tecnología intangible. En este sentido, es relevante que América Latina desarrolle un plan estratégico tecnológico que le permita convivir con la puja entre comercio y tecnología y estar preparado para el mundo por venir.

Con respecto al empleo, prevenir el riesgo de automatización de estos es otro aspecto que Latinoamérica debe contemplar en su relación con China, ya que en los próximos diez años el 77% de los empleos chinos corren el riesgo de ser automatizados –siendo esta una de las cifras más altas a nivel global–. De acuerdo con Beliz, esto marca una necesidad por parte de América Latina de pensar su matriz de relación de forma más creativa, que le permita escapar de relaciones bilaterales débiles y cortoplacistas.

A modo de conclusión, Beliz acentuó la necesidad de pensar un nuevo modelo de infraestructura física en Latinoamérica, que sea capaz de adaptarse a nuevas temáticas que evolucionan rápidamente. Este es el caso de las nuevas tecnologías y las cuestiones digitales. De esta forma, resulta pertinente entender el cambio en las relaciones con China desde una perspectiva estratégica, lo cual solo puede lograrse con acuerdos multilaterales pensados de forma conjunta.

Andrés OrtegaInvestigador Senior asociado del Real Instituto Elcano y Director del Observatorio de la las Ideas. Ha sido en dos ocasiones Director del Departamento de Análisis y Estudios del Gabinete de la Presidencia del Gobierno y asesor del Ministro de Asuntos Exteriores. Ha tenido una larga carrera en periodismo como corresponsal y columnista de El País. Es también miembro del Consejo del European Council on Foreign Affairs y patrono de la Fundación Ortega-Marañón

Gustavo BelizDirector del Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En Argentina fue Ministro del Interior, Ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, Presidente del Instituto Nacional de la Administración Pública, Secretario de la Función Pública y Diputado de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, entre otros cargos relevantes. Es abogado (Universidad de Buenos Aires) y cursó estudios de posgrado en la London School of Economics (LSE)