8 de febrero de 2010

Sesión académica a cargo de Claus Grube, Vicecanciller del Reino de Dinamarca

Por Lucía Fernández Núñez

"Si las organizaciones internacionales no pueden dar respuestas a las preguntas volveremos a una jungla de gobernanza"

"Provocativa" fue la palabra que utilizó el Secretario de Estado Permanente del Ministerio de Relaciones Exteriores Danés, Claus Grube, para definir su actitud frente a la gobernanza global. La necesidad de negociación y de un esfuerzo conjunto por parte de los países son dos requisitos para gobernar de manera igualitaria. Pero la falta de legislación internacional y de cooperación dificulta el alcance de estos objetivos, afirmó Grube. Con su exposición inició un nuevo ciclo de conferencias del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) el lunes 8 de este mes.

En referencia a la XV Cumbre de Cambio Climático realizada en Copenhague en diciembre del año pasado, el Vicecanciller resaltó la necesidad de consolidar la gobernanza global en varios aspectos. Es por eso que se refirió a los esfuerzos internacionales comunes tanto para revertir la situación climática como para sobrepasar la crisis financiera.

"La globalización crea interdependencia. Hoy hay situaciones demasiado complejas para ser manejadas por un solo país", señaló el Vicecanciller mientras se refería a procesos como la crisis financiera disparada en octubre de 2008. "Y por la internacionalización de los procesos lo que antes afectaba a uno o pocos países, hoy afecta a todos de forma directa o indirecta".

Las naciones pequeñas debemos buscar la posibilidad de trabajar en conjunto. Es un interés común el tener un panorama internacional más equilibrado

Con una mirada crítica, el Vicecanciller señaló que la creación del G-20 (grupo creado en 1999 que reúne a países industrializados y en desarrollo, entre los que se encuentra la Argentina) fue una "señal de que el G-8 ya no era suficiente". Vale recordar que este último es un grupo formado por ocho potencias industriales - Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Rusia y Japón – que según Grube "no es suficiente, ya que no incluye a países como, por ejemplo, los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo" (OPEC, por sus siglas en inglés).

También se mostró crítico frente a la función del nuevo organismo transnacional que suma a países con economías emergentes. "Si queremos utilizar el G-20 para evitar otra crisis, debemos establecer reglas internacionales. Y si es necesario reduciremos nuestra participación, si es que contamos con organismos eficientes", declaró.

Este fue uno de los problemas que resaltó a lo largo de toda la conferencia: "dentro de la Unión Europea hay países que no quieren entregar o renunciar a sus posiciones actuales. Este proceso es doloroso pero es necesario", explicó al referirse a la necesidad de sacrificar algunos privilegios de poder en favor de la comunidad. Y a la vez que definió esta propuesta como idealista, también explicó que en una o dos generaciones será considerada realista.

Pensé que ir en busca del autoabastecimiento era un modelo de la Segunda Guerra Mundial. Para mí no tiene ningún sentido

Otro de los puntos que resaltó para lograr una gobernanza global legítima fueron los esfuerzos de la Unión Europea por establecer una constitución común. El 1 de diciembre de 2009 se puso en vigencia el Tratado de Lisboa firmado el 13 de diciembre de 2007 y ratificado por los 27 estados miembro de la Unión Europea. Grube expresó su deseo de que "estas reformas institucionales realizadas a través del Tratado preparen el terreno para superar los problemas del día a día. La Unión Europea no se creó para hacer tratados y reformas permanentemente, ni para hablar de sí misma. Pero sí para solucionar problemas y mantener la estabilidad en esa parte del mundo que sufrió guerras constantes contra sí misma". A este deseo también agregó: "esperamos exportar estabilidad y democracia al mundo".

Siguiendo la misma línea de la necesidad de cooperación, frente a una pregunta de la audiencia sobre la posibilidad de un desarrollo económico a partir del unilateralismo y autoabastecimiento, el vicecanciller declaró: "la única forma de triunfar es dirigirse hacia fuera". A modo de ejemplo se refirió al problema de la alimentación: "un país puede producir parte de su alimento pero necesita del comercio exterior para satisfacer todas las necesidades de su población".

Los frutos de Copenhague 2009

En cuanto al cambio climático en particular, reconoció que la última cumbre realizada en Copenhague se desarrolló con algunas modificaciones respecto a previos encuentros. En primer lugar, hubo una mayor apertura hacia el público, periodistas y personas que quisieran participar y conocer "cómo rige el nuevo orden mundial". Destacó, a ese propósito, la posición de los Estados Unidos, que "ya no dicta la ley que rige para todos". Otro punto que subrayó fue que "la imagen burocrática que mantenía la cumbre fue modificada porque funcionarios y presidentes se hicieron cargo del show, salieron a trabajar y a escribir ellos mismos los documentos".

En la cumbre de cambio climático se llegó a un acuerdo por el cual se asumió el compromiso de destinar US$ 30 mil millones entre 2010 y 2013 para reducir emisiones contaminantes y alcanzar un flujo de US$ 200 mil millones al año para 2020. Según el vicecanciller, el problema se presenta a la hora de hacerlo operativo, pero para fin de este mes esperan tenerlo resuelto. "Copenhague es una respuesta frente al cambio climático. En el aspecto político, es la única respuesta si queremos que participen la mayoría de los grandes emisores", señaló. "Para cambiar el clima tenemos que hacerlo en todo el mundo al mismo tiempo".