20 de mayo de 2014

Sesión académica a cargo de Michael Flamm, Profesor titular de Historia de los Estados Unidos en la Ohio Wesleyan University

Por Justine Gonda

En el marco de su voluntad de promover el conocimiento acerca del presidente Kennedy el CARI recibió al Profesor Michael Flamm, quien ofreció su análisis de la popularidad y del mito que rodea esta personalidad prominente del continente. El orador propuso explicar por qué su celebridad es mucho más fuerte hoy que cuando falleció, en noviembre de 1963, explorando lo que puede significar para la memoria y la cultura mundial, ya que la fama de John Kennedy sobrepasa las fronteras estadounidenses, haciendo del ex Presidente una figura internacional.

Deteniéndose en John Kennedy y su familia, el Profesor aprovechó la ocasión para insistir en el origen social del ex Presidente, quien formaba parte de una familia influyente y cercana del poder. Después de haber servido durante la Segunda Guerra Mundial, John Kennedy empezó su carrera política y se presentó como candidato en las elecciones presidenciales de 1960, con la esperanza de convertirse en el primer presidente católico del país. A pesar de la desventaja significativa que constituía su religión en la carrera a la presidencia, decidió confrontar los prejuicios, insistiendo en que la gente hiciera abstracción de sus creencias. El Profesor Michael Flamm destacó también que la celebridad actual de John Kennedy se origina en parte en su carácter de celebrity president: fue el primer presidente estadounidense en reunir atractivo y estilo, lo que le acercaba a una estrella de cine o una "rock star", mucho más allá de su personalidad política. La victoria del candidato demócrata en la carrera presidencial tiene que ver, en parte, con su utilización de la televisión, un medio que le permitió presentar una imagen de sí mismo pero también de los Estados Unidos.

El Profesor siguió desarrollando su análisis concentrándose en las políticas claves del mandato de Kennedy. En efecto, la característica incompleta de su vida y de su presidencia permite emitir supuestos y coyunturas positivas acerca de lo que hubiera hecho, contribuyendo a la atracción del ex Presidente. Entre las medidas destacadas por el orador se encuentra el "Tax Cut", una política cuyos efectos sobre la prosperidad del país en los años 60 siguen siendo debatidos. En otra área, la carrera espacial convirtió a Estados Unidos en el primer país en llevar un hombre en la luna en 1969; simbólicamente, Kennedy desafió a los estadounidenses a alcanzar la grandeza y a lograr sus sueños más ambiciosos. Además, el pensamiento común según el cual Kennedy hubiera sido un gran defensor de los derechos civiles es cuestionado por el Profesor Flamm; en efecto, el compromiso del ex Presidente en este tema fue tardío, no se manifestó antes de 1963, momento en el cual Kennedy apoyó la introducción de un proyecto de ley sobre derechos civiles. El orador subrayó también que Kennedy no hubiera actuado de manera tan exitosa en este tema como su sucesor, Johnson, quien promovió leyes que constituyeron grandes avances. De la misma manera, el ex Presidente tenía una posición compleja acerca del comunismo, lo que hizo que Flamm rechace la idea según la cual Kennedy hubiera puesto fin a la Guerra Fría. Por un lado, su visión del comunismo era monolítica con una percepción fuerte de la amenaza que representaba para la libertad y la democracia; por otro lado consideraba que una coexistencia pacífica entre los Estados Unidos y la Unión Soviética era posible, pero solo hasta el triunfo del capitalismo.

La popularidad de John Kennedy se explica también por su política de extensión de la influencia estadounidense por otras medidas de fuerza, una prueba significativa de que el ex Presidente tenía una personalidad mezclada, que combinaba realismo e idealismo. Se tradujo con mucha notoriedad en la Alianza para el Progreso, el Peace Corps o el programa Fulbright. El orador insistió en la invasión de la Bahía de los Cochinos, un terrible error que, paradójicamente, contribuyo al aura de Kennedy ya que evolucionó con las lecciones aprendidas. El Profesor Flamm insistió también en la sabiduría de la reacción de Kennedy frente a la construcción del muro de Berlín en 1961, dado que rechazó el uso de la fuerza. El orador evocó la Crisis de los Misiles de 1962, que estuvo muy cerca de desembocar en el desastre nuclear, señalando el debate que sigue pendiente hoy en día sobre la decisión de dar a conocer la situación a la población. Esta crisis empujó a Estados Unidos y la Unión Soviética a negociar un acercamiento que se concretó con el Tratado de prohibición de los ensayos nucleares en 1962, aunque, al mismo tiempo, asistimos a una intensificación de la carrera de armamentos nucleares, lo que, aún más, induce a rechazar la visión de Kennedy como defensor de la paz con la Unión Soviética. A propósito de la guerra de Vietnam, Kennedy heredó una situación compleja, a la cual reaccionó reforzando la presencia estadounidense sobre el terreno. Según el orador, el ex Presidente, recordando las lecciones de la crisis de Cuba, no hubiera involucrado tantas tropas en el conflicto como lo hizo Johnson, desembocando en un conflicto muy costoso para los Estados Unidos.

La personalidad de Kennedy constituyó un factor importante para la construcción de la mística que lo rodea, una imagen de juventud, de sofisticación y glamour en la cual la importancia de Jackie Kennedy, su esposa, no puede ser descuidada. En efecto, aunque la relación entre los dos fue difícil, contribuyó, por su atractivo, a su popularidad a nivel internacional, aún más ya que ella hablaba español, francés e italiano. El orador subrayó que la visión de John Kennedy como un hombre atlético, atractivo y saludable tiene poco que ver con la realidad; en realidad, tomaba un gran número de medicamentos durante su mandato, en particular durante la crisis de los misiles, para tratar numerosas enfermedades.

El Profesor Flamm puso en relieve lo que llamó el "momento estadounidense", la notoriedad del ex Presidente también relacionándose con el momento histórico en el cual se inscribió. La imagen de la que gozaba Estados Unidos estaba en su punto máximo. La popularidad de John Kennedy era particularmente fuerte en Europa occidental, gracias al compromiso estadounidense en la región y a la personalidad "europea", el espíritu y la ironía del ex Presidente, que representaba al mismo tiempo la cultura de los Estados Unidos de los años 60 con su modernidad y su glamour. Noviembre de 1963 representó una ruptura: provocó el final de esta era de posibilidad y de ejemplaridad que John Kennedy encarnaba, reemplazada por duda e incertidumbre y marcada por la alteración rápida de la imagen estadounidense, con fotos de la guerra del Vietnam que dieron la vuelta al mundo. Los eventos de Mayo de 1968 encarnaron este fin de la inocencia.

El orador concluyó su exposición subrayando la importancia del asesinato espectacular de Kennedy el 22 de noviembre de 1963 en la construcción del mito, una muerte que sigue fascinando a los estadounidenses, como lo evidencian las coyunturas, las múltiples teorías del complot y los libros que se publican cada año al respecto. A modo de conclusión, el profesor subrayó que la explicación de la duración de la celebridad de John Kennedy se encuentra en el momento histórico durante el cual presidió y en la manera como supo encarnar la voluntad nacional del momento, en busca de un orgullo renovado. Finalmente, su asesinato lo dejó joven y atractivo para siempre y, según el profesor, el mito de Camelot y del Rey Arturo sobrevive hasta hoy con la personalidad de John Kennedy.