23 de abril de 2015

Sesión académica a cargo del Dr. Elder Dallin Oaks, organizada conjuntamente por el CARI y el Consejo Argentino para la Libertad Religiosa (CALIR)

Por Agustina Sforza

A modo de introducción, el expositor comenzó aludiendo a la Constitución de los Estados Unidos para destacar el principio que sostiene que el gobierno no debe avalar o establecer una religión en particular y debe garantizar el libre ejercicio religioso para todos sus ciudadanos. Dicho principio, con una clara inspiración en la Ley Divina, da cuenta de que la libertad religiosa es entendida como uno de los pilares fundamentales de la democracia. Tal libertad supone no sólo el derecho a elegir las propias creencias, sino también el derecho a ejercerlas libremente, teniendo como único límite el deber que corresponde al gobierno de promover los intereses que resultan vitales para la sociedad en su conjunto, tales como la seguridad y la salud.

A continuación el Dr. Oaks abordó el punto principal de su exposición: el rol que desempeña la religión en la sociedad actual.

A diferencia de aquellos que reservan la religión a tiempos pasados, los principios y creyentes religiosos constituyen una fuerza tanto presente como futura. Las acciones y enseñanzas que surgen de la religión son relevantes en los tiempos modernos y es por este motivo que requieren especial protección por parte de la ley. Asimismo, destacó el carácter comunal de la religión; los valores religiosos y las ideas políticas están vinculados al origen y desarrollo de toda Nación. De esta idea se deduce que la libertad religiosa no sólo atañe a personas practicantes; tal libertad es necesaria para la paz y estabilidad en un mundo pluralista.

La religión es creadora de comunidades; es el antídoto contra el individualismo de la era del consumismo. La sociedad no puede prescindir de ella

Además, el expositor hizo referencia a otra creencia que sostienen los críticos académicos, la cual vincula los actos extremistas a la religión. No sólo el expositor desmanteló esta idea, sino que además explicó que las matanzas en masa de los últimos siglos –el Holocausto, las purgas estalinistas, etc.– no se hicieron en nombre de la religión, sino que fueron motivadas por diferencias étnicas o políticas.

El líder religioso destacó al secularismo como un fenómeno creciente tanto en los Estados Unidos como en la Argentina y los riesgos que éste conlleva. El secularismo implica la desconexión de la creencia en Dios, lo que a su vez lleva a perder un concepto absoluto de lo bueno y lo malo. Así, pasa a imperar un relativismo moral que incluso puede llevar a perder el respeto por la religión.

Siguiendo esta línea de razonamiento, Oaks se centró en el declive de la religión y la libertad religiosa. Según un estudio de The Economist, existen 500 millones de no creyentes en el mundo, siendo el ateísmo capaz de convertirse en la cuarta "religión" más grande. Si a este panorama sumamos que cada vez hay menos menciones a la fe religiosa en los discursos públicos de los Estados Unidos, advertimos un claro declive de la observancia religiosa. Este declive, a su vez, es directamente proporcional a la disminución del respeto público por la religión. Dicho estado de situación resulta preocupante, puesto que el asedio a la Fe se traduce también en un debilitamiento de la libertad de expresión y, por ende, de la garantía de libertad religiosa.

Lo que con el Renacimiento comenzó siendo la negación de Dios, hoy día se ha generalizado

Ahora bien, a la hora de explicar este clima de crecientes amenazas a la religión, el expositor no aludió a causas legales, sino que lo atribuyó a cambios culturales. Cada vez más personas sostienen que las normas son hechas pura y exclusivamente por el hombre y que pueden acatarse o no libremente, puesto que no existe lo bueno y lo malo; Dios ha sido sustituido por la Ciencia y el culto al razonamiento humano. Este relativismo moral no hace otra cosa que rebajar a la civilización y adormecer la conciencia. Según el expositor, el aumento del relativismo moral debilita la libertad religiosa, ya que proliferan derechos que reclaman ser superiores a la garantía del libre ejercicio de la religión.

Para concluir, Oaks defendió la libertad religiosa como medio para proteger la dignidad del hombre y reforzar a la sociedad civil. Claro está que la religión enfrenta grandes desafíos que demandan la cooperación internacional así como también la colaboración multilateral y multisectorial. Sin embargo, la participación de dichos organismos y de los Estados no es suficiente; la preservación de la libertad religiosa depende principalmente de la comprensión pública de esta libertad. Es por eso que hay que ayudar tanto a creyentes como a no creyentes a entender que es la fe en Dios la que traduce las enseñanzas religiosas en comportamiento moral. Así, la libertad religiosa será más comprendida y, por ende, tendrá mayor vigencia. Estos esfuerzos deben ser realizados en forma conjunta por todos aquellos que acepten el principio fundamental que sostiene que un Ser Supremo ha establecido las normas de lo bueno y lo malo. Finalizó su exposición señalando que "los líderes de las distintas creencias deben unirse para proteger la libertad de seguir caminos separados; trabajando juntos seremos ejemplo de civilidad".

Elder Dallin H. OaksEs Líder Religioso del Quórum de los Doce Apóstoles de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos Días desde 1984. Abogado. Fue profesor de la Universidad de Chicago y la Universidad Brigham Young. Ex miembro de la Suprema Corte de Justicia de Utah (1981-1984) y ex Secretario de la Suprema Corte (1957-1958). Recibió la Medalla Canterburry del Becket Fund for Religious Liberty. Autor del libro "Libertad Religiosa y la Suprema Corte" (1981)