14 de marzo de 2012

Sesión académica a cargo de Atilio Molteni, ex Embajador argentino en Israel y Turquía

Por Hugo Feutray

Para Atilio Molteni, el término Medio Oriente es de gran complejidad. El almirante norteamericano Alfred Mahan le dio su primer sentido a principios del siglo XX: en aquella época, el Oriente Próximo representaba el vínculo entre Europa y lo que era el camino hacia la India. Esta zona vincula tres continentes: Europa, África y Asia. Sin embargo, no es una región geográfica precisamente determinada, ni existe una lista fija de países que lo compone. Lo que permite categorizar a países del Cercano Oriente son grandes características comunes, como el hecho de ser países árabes que forman parte del mundo musulmán, a excepción de Israel. En este sentido, existen similitudes entre los países del Medio Oriente y los del norte de África.

El orador subrayó que a partir del año 2004, Estados Unidos desarrolló una concepción geográficamente ampliada de esta región, incluyendo Afganistán y Pakistán. "La característica central del Medio Oriente hoy en día es su volatilidad, que lo transforma en el mayor desafío de seguridad en el mundo", expresó el Embajador.

El disertante señaló que "muchos de los problemas que existen hoy en día en Medio Oriente son consecuencia de la distribución territorial arbitraria que tuvo lugar en la Primera Guerra Mundial". De hecho, en aquella época, la Sociedad de las Naciones asignó mandatos a potencias como Francia y el Reino Unido. Esta repartición artificial del territorio dio lugar al establecimiento de fronteras que no tenían en cuenta las diferencias intrínsecas de cada país. Entre los cambios introducidos en esa época, figura la adopción en 1917 de la Declaración Balfour, que determina la posterior creación del Estado de Israel en 1948.

La Segunda Guerra Mundial reafirmó la repartición territorial del Oriente Próximo, ya vigente desde la década de 1920. Sin embargo, también dio lugar a la independencia de los países árabes tal cómo estaban delimitados por los varios mandatos. En este contexto -y frente a la creación del Estado de Israel- surgieron gobiernos nacionalistas; entre ellos, el gobierno de Gamal Abdel Nasser en Egipto. Con la crisis del Canal de Suez, en 1956, que enfrentó a Egipto con la alianza formada por Israel, Francia y el Reino Unido, "Europa dejó de ser un poder hegemónico en el Oriente Medio y las nuevas superpotencias de la Guerra Fría trasladaron parte de su confrontación global a la región".

Muchos de los problemas que existen hoy en día en el Medio Oriente son consecuencias de la distribución territorial arbitraria que tuvo lugar luego de la Primera Guerra Mundial

Para el Embajador Molteni, durante la Guerra Fría, el momento en que la región tuvo mayor protagonismo fue en la guerra de 1967, donde se dio una gran ampliación del territorio israelí que ocasionó una serie de consecuencias sobre cuales se basa el conflicto actual. Según el expositor, en aquel momento, "Israel se transformó en un país más conservador de lo que era en los años posteriores a la Guerra de los Seis Días". Además, en el aspecto demográfico, de una población de ocho millones de personas, un millón y medio viven en los ex-territorios árabes (margen occidental del rió Jordán, franja de Gaza y alturas del Golán).

En cuanto al llamado "despertar árabe", Molteni destacó que "lo importante es que sorprendieron a la opinión pública internacional, que consideraba estables a los diferentes regímenes políticos que detentaban el poder" en la región. Asimismo, señaló que la situación anterior, caracterizada por la inexistencia de democracia en los países árabes, fue consentida por las potencias occidentales que temieron una toma del poder por parte de los partidos islámicos.

En su discurso en El Cairo, el presidente Obama dio a entender que "la situación de la democracia en los países árabes es una cuestión que no debería ser impuesta desde afuera, sino que es un proceso interno de estos mismos países", marcando así una diferencia con su predecesor, George W. Bush. El despertar árabe no es el resultado de causas internacionales, conflictos militares o consecuencia de la acción de una oposición política, sino que para comprender este fenómeno, debe tenerse en cuenta que el cincuenta y cinco por ciento de la población de estos países está formada por jóvenes de menos de 25 años sin mayores oportunidades de trabajo. Junto a la educación masiva, el desarrollo de nuevas tecnologías de la información -entre ellas, las redes sociales- la juventud de estos países pudo desatar esta primavera árabe "desde abajo". En definitiva, estas revueltas son una consecuencia de la globalización mundial, que permite una mejor percepción de las oportunidades de vida y de las distintas posibilidades existentes en diversos países.

Molteni se refirió luego a la noción de "regímenes sultánicos" expresada en un artículo de Jack Goldstone, según el cual, "son regímenes corruptos y personalistas que deben parecer tan irremediablemente injustos e ineptos que la población los percibe como una amenaza para el futuro". Añadió que tienen la particularidad de conservar los aspectos formales de las instituciones democráticas, a pesar de que sus líderes gobiernan por encima de ellas con el apoyo de partidos complacientes y acumulan grandes fortunas junto a los amigos del poder. Ejemplos de ellos son los gobiernos de Ben Ali en Túnez y Hosni Mubarak en Egipto.

Lo importante de las revueltas árabes es que sorprendieron a la opinión pública internacional que consideraba estables a los regímenes políticos que detentaban el poder en la región

La primavera árabe se ha difundido en solamente seis países de los 22 que componen la Liga Árabe: en Túnez y Libia hubo un cambio de régimen, pero la transición en los casos de Egipto y de Yemen todavía está estructurándose. El expositor advirtió a su vez que la situación hasta ahora indefinida en Siria podría convertirse en una guerra civil y recordó que los movimientos que ocurrieron en Bahrein fueron suprimidos. En este contexto, Molteni subrayó la falta de liderazgo y de ideología en esta ola de revueltas, lo cual se explica por la diversidad social y religiosa de los países donde ocurrió. A ello se agrega la diferencia en el plano institucional, ya que nos encontramos frente a repúblicas por un lado, y monarquías por otro. Éstas últimas son en general países productores de petróleo – excepto Jordania y Marruecos – que cuentan con mayores recursos financieros para solucionar los problemas de la sociedad y sus reclamos.

En cuanto a los actores que se han beneficiado de este proceso, el Embajador Molteni destacó al Islam político, cuya influencia se vio fortalecida en Túnez, Marruecos, Egipto y Libia. Si bien existen diferencias entre su vertiente moderada y la radical, subrayó que el islamismo político busca un proceso de islamización de la sociedad donde no haya separación entre el espacio secular y el religioso. Es interesante señalar que con estos movimientos ha comenzado a desarrollarse un "post islamismo" más pragmático, que tiene en cuenta la satisfacción de la población, no sólo en el ámbito religioso, sino también a través de un mayor pluralismo político. Además, refiriéndose al número de bancas obtenidas por el partido de los Hermanos Musulmanes en la Cámara Baja egipcia, resaltó "la aceptación por parte de los países occidentales de que estos partidos del islamismo político lleguen al poder".

Asimismo, la ola de revueltas en Medio Oriente ha profundizado la posición estratégica de Turquía en la región. Por un lado, los eventos en Egipto han reforzado el papel de Turquía como aliado de los Estados Unidos; y por el otro, aunque el gobierno turco ha intentado llegar a algunos entendimientos con Irán en 2009, las relaciones entre los dos países volvieron a ser conflictivas.

El problema palestino ha perdido importancia con relación a lo que está ocurriendo en Siria y lo que sucede en Irán

Entre los actores que se vieron debilitados por la "primavera árabe", se encuentran los coptos cristianos, que viven una delicada situación en Egipto, y las mujeres, cuya representación en este proceso es deficitaria –con excepción de la situación en Túnez-. Molteni subrayó el costo estratégico de estas revoluciones para los Estados Unidos: por un lado las relaciones tradicionales de estos últimos con Egipto y Yemen han sido afectadas, y por otro, tiene gran preocupación por la situación de Israel. "La "paz fría" que existe entre Israel y Egipto desde 1979 se ha calentado, particularmente en la península del Sinaí, que se ha convertido en una zona de tensión", sostuvo.

Palestina también ha sufrido las consecuencias de este proceso, ya que el problema palestino ha perdido importancia en relación a lo que está ocurriendo en Siria y en Irán. Más allá de eso, el Embajador considera que hasta después de las próximas elecciones norteamericanas en noviembre, no van a haber mayores adelantos en las negociaciones entre Israel y Palestina.

Otro de los efectos señalados por el expositor es la pérdida de influencia del terrorismo global y de la Yihad, es decir, de movimientos como Al Qaeda, en el mundo árabe. La idea de la lucha armada cómo única vía se ve debilitada por el desarrollo, aunque todavía limitado, de un dialogo político capaz de llegar a soluciones sin recurrir a medidas violentas.

Irán también podría ser considerado como "perdedor" del fenómeno de la primavera árabe, ya que además del deterioro económico que experimenta, se ve afectado por la incertidumbre de la situación en uno de sus grandes aliados: Siria. De hecho, con el despertar árabe, la estrategia regional de Irán basada en lo que el rey de Jordania Abdullah llamó la "media luna chiíta", podría ser afectada con lo que ocurra en el régimen de Al-Assad.

Siria presenta la situación más complicada dentro de los países de Medio Oriente. En la esfera religiosa, está constituida por una mayoría sunita y tres minorías: chiíta, kurda y alawita, a la cual pertenece Bashar Al-Assad. Estas últimas temen las consecuencias de un cambio de régimen. A nivel internacional, el apoyo de China y de Rusia al régimen de Al-Assad no permite una intervención internacional como en Libia. Asimismo, Siria posee un ejército de trecientos treinta mil hombres y posee armas químicas y fuerzas convencionales sofisticadas. En este contexto, el Embajador Molteni planteó que lo fundamental con la situación en Siria es la posibilidad de un cambio en la política rusa, que en este momento tiene interés en dialogar con Occidente.

El futuro de la región también dependerá de muchos otros factores, como el posicionamiento de los ejércitos, la actitud de los distintos grupos religiosos y el apoyo financiero por parte de la comunidad internacional.

Luego, el expositor planteó el riesgo de una eventual ofensiva israelí para impedir que Irán llegue a una "zona de impunidad" en su programa nuclear. El Grupo de los Seis (formado por los miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania) aceptó un nuevo proceso de negociación con Irán sobre su programa nuclear, lo cual da nuevo impulso a la vía diplomática, en consecuencia reduciendo el apoyo militar estadounidense deseado por Israel. Al respecto, hizo referencia a la respuesta de Obama ante las críticas de varios miembros del Partido Republicano, a quienes reafirmó las relaciones políticas y militares entre los Estados Unidos e Israel, sin comprometerse a una eventual intervención en Irán. De hecho, para el disertante, esta última tendría consecuencias devastadoras, como la unificación del todavía dividido paisaje político iraní y el cierre del estrecho de Ormuz.

Finalmente, sostuvo que "la Argentina, con la comunidad judía más importante de América Latina y una de las comunidades árabes más amplia del continente, debería desarrollar un vínculo político intenso con el Medio Oriente".

Atilio MolteniAbogado (UBA) y Diplomático de carrera. Embajador argentino ante el Estado de Israel entre 2003 y 2010. Anteriormente prestó servicios en Naciones Unidas, organismos internacionales en Ginebra, embajadas en el Reino Unidos, México y Japón, y se desempeño como Embajador en Suecia y Turquía