11 de marzo de 2014

Sesión académica a cargo de Ibrahim Mayaki, Secretario Ejecutivo de la Agencia de Planificación y Coordinación de la Nueva Alianza para el Desarrollo Económico de África (NEPAD), organizada conjuntamente por el Grupo de Embajadores de África y el Centro de Documentación para Estudios Africanos del CARI

Por Florencia Soria

Es incuestionable el crecimiento económico por el que transita el continente africano desde hace ya una década. África ha alcanzado logros significativos en el fortalecimiento de la gobernanza económica y política y ha adoptado estrategias para superar las dificultades nacionales y de consolidación democrática.

El doctor Ibrahim Mayaki, Secretario Ejecutivo de la Agencia de Planificación y Coordinación de la Nueva Alianza para el Desarrollo Económico de África (NEPAD por sus siglas en inglés), realizó un análisis de la evolución del continente en los últimos 15 años para introducirnos al contexto de la región que actualmente presenta una gran transformación política y económica.

NEPAD es una agencia de la Unión Áfricana, actor central en la generación de infraestructura para la promoción del desarrollo económico en el continente africano. Mayaki describió los retos de África tanto en el contexto mundial como en el plano interno, enmarcando hacia el final de su presentación las oportunidades del continente y las posibilidades que existen en materia de cooperación entre África y la Argentina.

Observando la inserción de África en la economía mundial, podría vislumbrarse cuál es la posición de África en la actualidad. El contexto mundial se encuentra ligado al multilateralismo y en el caso concreto de África dentro del marco multilateral, los resultados han sido limitados. Más precisamente, no hay una relación positiva entre los intereses africanos promulgados y el modo en que están siendo defendidos en el contexto internacional; no parecen vislumbrarse verdaderas transformaciones que indiquen que las causas de las crisis pueden ser eliminadas.

Sobre la base de los fracasos del multilateralismo y de los límites de la gobernanza mundial, África comienza cuidadosamente a modificar sus estrategias de desarrollo para explotar su propio potencial y proporcionar un espacio político que permita la defensa de sus intereses.

Después de los '90, los países del continente propusieron como instrumentos de desarrollo las estrategias de reducción de la pobreza. Siendo un continente con gran densidad de recursos minerales, naturales y tierra cultivable, la agenda post 2015 ha ahondado, por un lado, en el diseño de políticas públicas capaces de seguir abordando el problema de la pobreza; pero por otro, ha adoptado las ventajas comparativas presentes en las capacidades productivas y en la industrialización incipiente. Con esta nueva agenda post 2015 estamos presenciando dentro del continente africano un cambio crucial en las formas de pensamiento y en la generación de políticas públicas.

El doctor Ibrahim Mayaki reseñó tres grandes desafíos que el continente debe asumir como primordiales a resolver para continuar con un crecimiento sostenido.

En primer lugar, las estrategias de crecimiento inclusivo. El 34% de la población puede ser considerada de clase media en un continente que presenta mil millones de habitantes y donde dos tercios de la población es joven. El nivel de pobreza se acerca al 50% en África subsahariana y el número total de pobres ha crecido de forma constante entre 1981 y 2010. La desigualdad social habita en todo el continente, presentándose democracias frágiles en 12 de los 54 países y figurando como el continente más desigual del mundo. Para cualquier diseñador de políticas para el continente, los retos más importantes son la educación, la salud, la nutrición, la reducción de la desigualdad social y el fomento del empleo de jóvenes. Para Ibrahim Mayaki, el empleo juvenil debe ser la piedra angular a tratar. Se puede estimar que 300.000 jóvenes por año salen al mercado laboral en un sistema público que presenta dificultades en la contratación debido a las condiciones macroeconómicas y una industrialización incipiente. El desarrollo agrícola pasa a ser una prioridad política a fomentar para la creación de condiciones que generen empleo juvenil, transformando los pequeños agricultores en empresarios.

Otro reto primordial es la gobernanza de los recursos naturales y su gestión para evitar la evasión del pago de los impuestos relacionados a la explotación de los mismos. Se ha encontrado que los flujos financieros ilícitos de África por la explotación de sus recursos naturales podrían ser evaluados en 50 mil millones de dólares al año. El 65% de estos flujos ilícitos se relacionan con las multinacionales que pagan mal sus impuestos y evaden la ley ante la escasa capacidad de organización y control estatal.

Se suma, además, el desafío de la integración regional, al ser el nivel de comercio intra-africano uno de los más bajos del mundo. El desarrollo de infraestructura es absolutamente esencial para aumentar el comercio entre los países del continente.

Ante la transición y los desafíos que debe asumir África, el doctor Mayaki presenta un tema no menos relevante sobre el pensamiento africano que guía el diseño de las políticas públicas. Enfatiza la necesidad de llevar adelante transformaciones con políticas sustentables a largo plazo; pero esto mismo convive como en cualquier lugar del mundo con el pensamiento cortoplacista de los responsables políticos que buscan una reelección. Es importante, en la conformación de políticas, tener en cuenta la tensión presente entre ambas visiones temporales. Se suma la existencia, desde tiempos de la independencia, de teorías de desarrollo neoliberales y socialistas con fundamento ideológico que reflejan los intereses de un sector de la sociedad, ante lo que es necesario adoptar una visión neutral y reducir la dependencia de los visionarios expertos en desarrollo, en pos de un buen resultado.

Ahora, ¿cuáles son las oportunidades presentes con el fin crear las condiciones para la sustentabilidad?

Más allá de los expertos en desarrollo, nos indica Mayaki, si es necesaria la transformación estructural debe fomentarse con un proceso top-down and bottom-up, pensando en políticas a largo plazo. ¿Qué implica esto? Implica repensar el sistema de gobierno permitiendo el empoderamiento ciudadano como condición fundamental para la democracia y la mayor responsabilidad social. Las asociaciones, sobre todo, deben impulsar estas transformaciones a largo plazo.

La gobernanza ha ido mejorando. El Áfrican Peer Review Mechanism (APRM), es un buen ejemplo de esto, y se basa en la adhesión de 30 países al mecanismo de control entre pares sobre temas de gobernanza económica, política y empresarial permitiendo la generación de planes de acciones nacionales para la orientación de sus déficits. Hay una arquitectura institucional para la integración que tiene sus retos, pero la Unión Áfricana está trabajando a la par para conformar una estructura institucional que busque la integración de comunidades económicas regionales, y se piensa ya en una zona de libre comercio común para el año 2070.

Ya se han gestado múltiples planes desde NEPAD y la Unión Áfricana. NEPAD promulgó una estrategia global a nivel continental a través de dos valores fundamentales: la propiedad de las estrategias africanas y la integración regional. A partir de estos pilares se construirá una estrategia a largo plazo que conlleve una transformación sostenida.

Se suman, además, las estrategias sectoriales en las siguientes áreas:

- Bloque agrícola y de seguridad alimentaria

- Integración e infraestructura regional

- Cambio climático

- Desarrollo humano

- Gestión económica y empresarial

- Potenciación de género

Existe un consenso continental que confirma a estos temas como el marco estratégico sobre el cual hay que trabajar. NEPAD como agencia de desarrollo de la Unión Áfricana permite facilitar la implementación de estas redes ayudando a enmarcar las políticas públicas, movilizando los recursos necesarios y manteniendo el monitoreo de evaluación que permita poner en práctica los proyectos que se han gestado de abajo hacia arriba a partir de las comunidades de la economía regional, teniendo siempre en cuenta la integración regional. Ejemplo de lo que se está realizando en concreto es CAADP como un marco continental para la iniciativa de trabajo aumentando la productividad agrícola en África. Este proyecto original, que ha sido implementado en 50 países sobre un total de 54, se desarrolla teniendo en cuenta especificidades locales y facilita el proceso de integración regional, sumando todos los marcos propuestos por la Unión Áfricana en pos del mismo horizonte, avanzando en la integración regional de manera coherente.

No menos destacable es la cooperación Sur-Sur y la importancia que ha adoptado en el continente africano con la participación de Brasil y China. Brasil está impulsando una diplomacia económica enmarcada en acuerdos bilaterales y China ha jugado un rol elemental en las finanzas con la participación de sus bancos para los proyectos de infraestructura.

Pero situándonos con mayor relevancia en la Argentina y NEPAD, nos preguntamos cómo será el camino a seguir en esta relación bilateral. Asistimos a un enorme potencial para la cooperación y la creación de oportunidades de inversión rentable y beneficios mutuos sobre todo en el marco de la agroindustria.

En los próximos 30 años el mundo necesitará producir la cantidad de alimentos que se ha producido en los últimos 3000 años. En este contexto, África seguirá siendo un actor fundamental para ayudar a alimentar al mundo. Si no se desarrollan las políticas, los modelos y las alianzas adecuadas, se perderá dicha oportunidad. Estas asociaciones son fundamentales ante dichos desafíos. La capacidad productiva de África debe impulsar el proceso de industrialización, con un conjunto de políticas públicas adecuadas para ello. Se ha manifestado la intención de cambiar y en este cambio se necesitan socios, siendo Argentina un socio potencialmente muy fuerte.