Autor: Pablo Ava, Consejero del CARI y Profesor UBA

Las reuniones del G20 mantienen un carácter de diplomacia informal. Por ejemplo no hay un secretariado permanente o un reglamento, sin embargo hay leyes no escritas: los acuerdos se basan en el consenso y la unanimidad, el país que fija las prioridades iníciales de la agenda es el país anfitrión. En este ultimo sentido, de las prioridades que fijó la Argentina en la reunión de 2018, solo quedó una y en el último lugar en Japón: el desarrollo de infraestructuras, a lo que se le agregó en la Argentina la idea de promoción del desarrollo y en Japón la idea de sustentabilidad y financiamiento. En particular en las infraestructuras urbanas que son las principales emisoras de gases y los incentivos para financiar infraestructuras "limpias".

Para Japón la prioridad de primer orden es lo que llaman Fintech, que vincula el negocio financiero con la revolución digital: pagos on line, comercio electrónico y cryptomonedas como los bitcoins. Existe una idea dominante que radica en que la tecnología facilita el acceso a la bancarización y por lo tanto a sus beneficios como el crédito.

La segunda prioridad tiene que ver específicamente con la revolución digital y la inteligencia artificial. Los países desarrollados se encuentran haciendo grandes avances en la materia, por lo que la preocupación pasa por cual va a ser el rol de los recursos humanos en los procesos productivos.

El G20 Japón creo que podemos decir humildemente que se llevó algo de la experiencia de Argentina, primero se debe construir una base de sustentabilidad para el consenso y desde allí abordar los temas más controversiales y que no se pueden poner en el centro de la agenda sin arriesgar el éxito de la reunión: esos temas son el multilateralismo y el cambio climático.

En materia de multilateralismo, los fracasos de muchos organismos de coordinación internacional como la Organización Mundial de Comercio, ha hecho que la regulación internacional en la materia se haya vuelto obsoleta. Las principales economías del mundo, EEUU y China tramitan sus conflictos comerciales por fuera de las estructuras globales y lo hacen de manera multilateral, con tensión, represalias, amenazas, escaladas, como instrumentos de negociación. Mientras tanto, esta situación afecta a todos los países y los precios del comercio internacional, por ejemplo en las commoditties. En la Argentina hemos visto el comportamiento de los valores del precio de la soja por estas condiciones. La negociación multilateral, con Rondas de acuerdos a los que estábamos acostumbrados parece que se fueron para no volver. Y si bien el G20 no tiene como tema central el comercio, sí se convierte en un lugar de convergencia para reuniones bilaterales en las que se puede avanzar en negociaciones como las que el MERCOSUR y la UNION EUROPEA piensan anunciar.

Respecto de las cuestiones de cambio climático, si bien Japón tiene mucho por mostrar y ha hecho los mayores avances en la reducción de emisiones, no puede liderar a los países que adhieren al Tratado de París por el riesgo de enemistarse con los EEUU, principal opositor a esta agenda, junto con otros productores de petróleo. En este sentido, es interesante poder vislumbrar la posibilidad de que el G20 2020 a desarrollarse en Arabia Saudita tenga al tema del medio ambiente vinculado con la producción de energía y la protección del recurso natural del agua.