Autor: Ricardo Arredondo, Miembro Consultor del CARI y Profesor de Derecho Internacional Público de la Universidad de Buenos Aires

Artículo publicado en el número 31 de la Revista Pensamiento Propio

Introducción

Andrés Serbin abría el número anterior de esta Revista señalando que "la elección de Barack Obama a la presidencia de los Estados Unidos despertó amplias expectativas tanto entre los países del hemisferio como a nivel global, en particular en función de los cambios en la política exterior estadounidense" [i].

Esas expectativas tomaban como punto de partida la política exterior de Administración Bush que precedió a Obama y que mostró una tendencia hacia el empleo de mecanismos unilaterales para enfrentar los desafíos que le planteaba el escenario internacional, aunque "ya antes del 11S la política exterior de los Estados Unidos ofrecía signos de unilateralismo" [ii].

El objetivo de este trabajo es analizar aquellos patrones de cambio y continuidad en la política exterior de los Estados Unidos particularmente vinculados con el derecho internacional, en general, y el uso de la fuerza y la responsabilidad de proteger en particular. Con ese objetivo, se analiza brevemente la política exterior del Gobierno de George W. Bush, para después considerar la de Obama y poder extraer algunas conclusiones que nos permitan desentrañar hasta dónde podemos esperar cambios sustanciales en la política exterior de la actual Administración.

La política exterior del Gobierno de George W. Bush

Bush procuró la implantación de un nuevo orden mundial, acusadamente hegemónico, que giraba en torno a su propia seguridad y se basaba en la supremacía militar de los Estados Unidos y su disposición a utilizar la fuerza [iii]. Esta actitud contribuyó a profundizar el internacionalismo distintivamente estadounidense y la particular percepción que los Estados Unidos tienen respecto del derecho internacional, lo que se evidenció en numerosos asuntos tales como la creación de un escudo misilístico; la negativa a suscribir el tratado de prohibición total de ensayos nucleares, el protocolo para la verificación de la convención sobre prohibición de armas biológicas, la Convención que prohíbe las minas antipersonales, los protocolos que proscriben la pena de muerte; entre otros temas, que aislaron a los Estados Unidos del resto del mundo. Ejemplo palmario de esta actitud renuente frente a esquemas multilaterales es la posición adoptada por Bush frente al Protocolo de Kyoto en materia medio ambiental y el Estatuto de la Corte Penal Internacional (CPI), que habían sido suscriptos por Clinton pero que Bush no ratificó. Además, en el caso de la CPI, Bush llevó adelante una política activa que procuraba la suscripción de tratados bilaterales con países que habían firmado el Estatuto de Roma, con el objeto de impedir que la jurisdicción de la Corte pudiera hacerse efectiva sobre ciudadanos norteamericanos.

Con posterioridad a su reelección, el Gobierno de George W. Bush imprimió algunos cambios a su política exterior. Si bien en la conmoción posterior al 11-S se empezó por dar una respuesta militar y policial, posteriormente, principalmente a la luz de las consecuencias de los conflictos en Irak y Afganistán, se reconoció parcialmente que, para abordar las causas fundamentales del terrorismo, era preciso utilizar más y durante más tiempo el soft power, es decir, medios económicos, políticos y culturales [iv]. Se cambió el énfasis desde una guerra a corto plazo contra el terrorismo a una guerra a largo plazo contra la tiranía [v]. Este cambio de enfoque, que no excluía el uso de la fuerza armada, ya había sido anticipado por Rice y reafirmado por Bush en sus discursos de toma de posesión del segundo mandato y de Estado de la Unión de 2005 [vi]. La actitud agresiva de la Administración Bush con posterioridad al 11-S y la invasión de Irak aumentaron la hostilidad internacional hacia Estados Unidos, al tiempo que la pérdida de control del Congreso en 2006 arrasó toda posibilidad de mantener la política neoconservadora.

La política exterior de George W. Bush recibió diversas críticas, entre ellas, la de que conllevaba la aplicación de un doble patrón de conducta de los Estados Unidos en su política exterior -de por si no una novedad-, al proclamar la lucha contra la tiranía por una parte, mientras paralelamente mantenía relaciones normales y amistosas con países como Pakistán y Arabia Saudita.

Las políticas exterior y de defensa de los Estados Unidos entre 2001 y 2008 sirvieron para poner en evidencia que se había extinguido el dividendo de la paz que siguió al hundimiento de la Unión Soviética. En el ínterin la potencia hegemónica vio empeorar su posición relativa en el mundo [vii], justamente como consecuencia de la implementación de esas políticas de claro desdén por el derecho internacional, por la opinión de los otros miembros de la comunidad internacional y por la convicción de que esas políticas unilaterales y agresivas eran la mejor solución para los problemas globales.

La percepción estadounidense del orden internacional a principios del siglo XXI, que tomaba como eje la "guerra contra el terrorismo" y traía aparejada una noción explícita de legitimación del uso de la fuerza armada, vulnera los principios y normas del derecho internacional vigente que rigen el sistema internacional. A su vez, esta concepción estadounidense conllevaba una noción de intervención que va más allá de los límites establecidos para el uso de la fuerza en el orden jurídico actual.

En síntesis, puede decirse que la Administración Bush transformó la manera en que los Estados Unidos se relacionaban con el mundo. Invadió dos países, comenzó una guerra contra el terror que no tuvo límites geográficos o temporales, impulsó el gasto militar, actuó de manera unilateral e ignoró el derecho internacional. Aunque su segundo mandato fue más pragmático que el primero - con cambios sustanciales respecto a Corea del Norte y el acercamiento con Libia - George W. Bush puso más énfasis en la fuerza militar que en las negociaciones diplomáticas y "actuó más como un vaquero que un estadista" [viii]. Se trató de un orden intervencionista y represivo, propio de una cultura de fuerza [ix].

La política exterior de Barack Obama

La política exterior de Barack Obama muestra elementos de cambio y continuidad respecto las políticas implementadas por George W. Bush en su segundo mandato. Entre los elementos de cambio puede señalarse que el nuevo presidente ha adoptado una agenda que busca la reducción de los arsenales nucleares [x], ha modificado las políticas de lucha contra el terrorismo, ha anunciado la retirada de tropas de Irak, muestra una mejor aproximación a las negociaciones sobre cambio climático, ha buscado –hasta ahora ineficazmente- recuperar el protagonismo de los Estados Unidos en América Latina [xi] y ha exhibido un claro cambio de tono respecto de la Administración Bush, quizás el principal elemento de transformación de su política exterior.

Barack Obama ha prometido implementar una política exterior diferente: más diplomática, más modesta y más acorde con las instituciones internacionales y el derecho internacional. Sin embargo, también ha exhibido elementos de continuidad como el envío de un mayor número de tropas a Afganistán [xii] y un aumento del 4% del presupuesto del Pentágono [xiii]. Los Estados Unidos continúan utilizando el terrorismo como justificación para el mantenimiento de una red de bases militares en todo el mundo, un cúmulo de alianzas sostenidas por un alto nivel de asistencia militar y un conjunto de las relaciones estratégicas con gobiernos cuestionables.

En su primer viaje a Europa, el Vicepresidente Joseph R. Biden prometió a los aliados europeos una "nueva era de cooperación" [xiv]. Pero también advirtió que los Estados Unidos "trabajarán en una asociación cada vez que podemos y solos cuando sea necesario". Esta frase trajo claras reminiscencias al compromiso de la Administración Clinton con el "multilateralismo cuando podemos y unilateralismo cuando debemos" [xv]. En otras palabras, parece que la Administración Obama continuará actuando de manera unilateral en los casos en que no le resulte posible obtener apoyo internacional.

En materia de derechos humanos, el cierre de Guantánamo fue una medida positiva. Por otra parte, si bien la Administración Obama ha apoyado la acusación del Presidente de Sudán, Omar Al Bashir, en la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra [xvi], los Estados Unidos continúan sin adherir Estatuto de Roma, un movimiento que le daría la oportunidad de participar y fortalecer esta importante Corte.

La Administración Obama condenó el golpe de Estado en Madagascar. También ha apoyado la solicitud de la Unión Áfricana de imposición de sanciones a los líderes del golpe en Mauritania [xvii]. Durante su visita a Moscú, en un intento por reconciliar dos conceptos que muchos estiman antagónicos, el presidente estadounidense habló de la necesidad de establecer "un sistema internacional que proteja la soberanía y los derechos humanos" [xviii]. Durante su primera visita a África, Obama reiteró conceptos vertidos en Moscú poniendo de relieve que los Estados Unidos favorecen un sistema internacional donde los derechos humanos sean respetados y se condene las violaciones de esos derechos. Ello debe incluir un compromiso de apoyar a quienes trabajan para que los conflictos se resuelvan de forma pacífica, pero en caso de que esto no resulte posible, se detenga y sancione a quienes violan los derechos humanos y se preste asistencia a las víctimas de los conflictos [xix].

Obama ha manifestado que los Estados Unidos deben confiar más en su poder de influencia y en las negociaciones diplomáticas que en su fuerza militar, aunque no descarta la utilización de esta última. En la jerga de la nueva Administración estadounidense hay que comprometer (engage) a los adversarios, sea que se trate de Irán, la Venezuela de Chávez o Corea del Norte, apelando a la razón y a sus intereses. De ello, podría afirmarse que los Estados Unidos son un imperio que se niega a aceptar las consecuencias de serlo [xx] y prefiere seguir creyendo que el orden internacional se basa en el poder de las ideas y el desarrollo natural del progreso humano. Con ocasión de la cumbre de la OTAN (2009), Obama pudo percibir que sus aliados en dicha Organización estaban poco dispuestos a acompañar a los Estados Unidos cuando se trate de utilizar la fuerza en determinados contextos (v.g. Afganistán).

La disminución de la hegemonía estadounidense va a venir acompañada de numerosos conflictos, aunque está claro que los Estados Unidos no puede seguir imponiendo unilateralmente sus soluciones porque ni tiene los medios necesarios ni cuenta con el respaldo mayoritario de su propia opinión pública [xxi]. En este contexto, resulta sorprendente que el Secretario de Defensa haya admitido que los Estados Unidos carecen de un plan para hacer frente al programa de desarrollo nuclear iraní [xxii], lo que ha sido aprovechado los viejos halcones de la Administración Bush para insistir en las soluciones militares [xxiii].

Al declive de la hegemonía internacional de Estados Unidos hay que sumar ahora la quiebra de su sistema financiero, que trajo aparejada la del sistema capitalista o, como lo formulan algunos, del modelo de sociedad que, nacido en Occidente, se ha adoptado en muchas otras latitudes. Todo ello lleva a presumir que el nuevo escenario internacional encontrará una única superpotencia en el plano militar pero con una mayor predisposición a utilizar los mecanismos multilaterales a su alcance, como por ejemplo el Consejo de Seguridad, aunque dispuesta a recurrir a medidas alternativas, incluido el uso de la fuerza, cuando resulte necesario.

Paralelamente, asistimos a gradual crecimiento del protagonismo de otros actores internacionales, como Brasil, India, China y el resurgimiento de Rusia, que se presentan como fuerzas de equilibrio frente a la hegemonía estadounidense. Ello nos sitúa ante un escenario internacional diferente del que predominó desde comienzos del siglo XXI. En la actualidad, los desafíos a la seguridad operan en un nuevo contexto uni-multipolar [xxiv]. Se trata de un escenario en el que el orden internacional no es exclusivamente unipolar porque, aunque el hegemón en materia militar, necesita la cooperación militar, económica y política de otros Estados. Requiere de la legitimidad que sólo puede brindarle el multilateralismo para mantener el orden internacional. En ese sentido, "el caso de Irak es un ejemplo paradigmático de las capacidades y también de los límites del unilateralismo norteamericano" [xxv].

Obama y el uso de la fuerza

La posición de los Estados Unidos en lo que se refiere a los criterios para el uso de la fuerza no parece haber cambiado en el Gobierno de Obama, ya que tanto él [xxvi] como Hillary Clinton [xxvii] no sólo no se oponen a la utilización de la fuerza, sino que han manifestado su voluntad de hacer uso de ella, incluso de forma unilateral, en caso de que lo consideren necesario [xxviii]. En ese sentido, se cuidaron de señalar que la política exterior estadounidense debe basarse en una combinación de los principios y el pragmatismo y no en una rígida ideología.

La utilización de un poder inteligente [xxix] pretende introducir un matiz diferencial y novedoso entre las tradicionales nociones de poder duro y poder blando, lo que incluye una amplia gama de herramientas, tales como las diplomáticas, económicas, militares, políticas, legales y culturales. Ese poder inteligente se traduciría en la necesidad de construir un mundo con más socios y menos adversarios, ya que los Estados Unidos no pueden resolver por sí solos los problemas globales, aunque consideran que el resto del mundo tampoco puede solucionarlos sin los Estados Unidos [xxx].

Esta visión fue desarrollada por el Presidente Obama con ocasión de la recepción del Premio Nobel de la Paz (2009). En dicha oportunidad, Obama expuso su visión sobre el uso de la fuerza, para lo cual se remontó a "la noción de guerra justa y los imperativos de una paz justa". En la concepción de Obama, bastante realista por cierto, es ilusorio pensar que se podrá erradicar definitivamente el conflicto violento. Por lo tanto, observa que "habrá ocasiones en las que las naciones, actuando individual o conjuntamente, concluirán que el uso de la fuerza no sólo es necesario sino también justificado moralmente". Un argumento difícil de rebatir. El problema viene cuando señala que "todos los países, tanto fuertes como débiles, deben cumplir con estándares que rigen el uso de fuerza" para, a continuación, añadir "Yo, como cualquier jefe de Estado, me reservo el derecho de actuar unilateralmente si es necesario para defender a mi país". Es ahí cuando el discurso estadounidense, coherente y sistemático a lo largo de la historia, choca con el derecho internacional vigente que prohíbe la amenaza o el uso de la fuerza de manera unilateral, con excepción de la legítima defensa. Obama se manifiesta partidario de "cumplir con estándares internacionales… particularmente… cuando el propósito de la acción militar se extiende más allá de la defensa propia o la defensa de una nación contra un agresor" [xxxi], es decir, en supuestos que van más allá de la legítima defensa individual o colectiva y, por ende, expresamente prohibidos por el ordenamiento jurídico internacional.

La visión de Obama no es precisamente novedosa, ya que se encadena en la posición mantenida por los Estados Unidos a lo largo del siglo XX [xxxii].

Obama y la responsabilidad de proteger

Refiriéndose indirectamente a los casos contemplados en el principio de la responsabilidad de proteger, Obama planteó el interrogante "sobre cómo evitar la matanza de civiles por su propio gobierno", para responder que, a su juicio, se puede justificar la fuerza por motivos humanitarios.

La inacción carcome nuestra conciencia y puede resultar en una intervención posterior más costosa

Cuando hay genocidio en Darfur; violaciones sistemáticas en el Congo, o represión en Birmania, deben haber consecuencias. Sí, habrá acercamiento; sí, habrá diplomacia, pero tienen que haber consecuencias cuando esas cosas fallen. Y mientras más unidos estemos, menores las probabilidades de que nos veamos forzados a escoger entre la intervención armada y la complicidad con la opresión

[xxxiii]

Obama sostuvo que "la promoción de los derechos humanos no puede limitarse a la exhortación", ya que "las sanciones sin esfuerzos de alcance –y la condena sin discusión– pueden mantener un status quo agobiante".

Aún cuando la aplicación efectiva de la responsabilidad de proteger y la utilización de la fuerza de acuerdo al marco establecido por el derecho internacional vigente son todavía motivo de debate, no puede dejar de señalarse que la Administración Obama ha adoptado algunas decisiones significativas en materia de derechos humanos, al ordenar el cierre de la prisión en la base militar de Guantánamo [xxxiv] y tomar otras medidas para evitar que se torture a detenidos. Obama firmó en total tres órdenes ejecutivas y un memorándum presidencial [xxxv]. La primera orden ordena el cierre de la prisión de Guantánamo antes de un año y establece un proceso para decidir qué hacer con los prisioneros [xxxvi]. La segunda orden determina la creación de un grupo de trabajo copresidido por los Secretarios de Justicia y Defensa, cuya misión será establecer la política a seguir cuando eventualmente surjan casos similares en el futuro [xxxvii]. La tercera, referente a los métodos de interrogación, revoca las órdenes y opiniones legales de la Administración Bush al respecto, establece las normas de funcionamiento para la Cruz Roja y la CIA y además crea otro grupo de trabajo para revisar las normas militares para interrogatorios y transferencia de prisioneros a otros países [xxxviii]. En particular, esta última orden ejecutiva revoca específicamente la firmada por Bush en la que se reinterpreta el Artículo 3 de las Convenciones de Ginebra y prohíbe que se siga cualquier orden o interpretación legal emitida por el Departamento de Justicia o cualquier otra agencia gubernamental a partir del 11 de septiembre de 2001 [xxxix].

El Consejero Legal del Departamento de Estado de la Administración Obama ha admitido que existe más continuidad que cambio en la política exterior de los Estados Unidos. A su juicio, la diferencia entre la Administración Obama y su antecesora radicaría en una cuestión de aproximación al derecho internacional, que él caracteriza como una emergente Doctrina Obama-Clinton, articulada en base a cuatro compromisos: a) una actuación internacional basada en principios; b) la utilización de la diplomacia como un elemento esencial del poder inteligente; c) un multilateralismo estratégico; y d) la noción de que preservar los valores estadounidenses hace más fuerte y más seguro a los Estados Unidos, lo que se logra cumpliendo tanto las normas del derecho interno como del Derecho Internacional y aplicando patrones de conducta universales y no dobles raseros [xl].

Asimismo, Obama ha brindado algunas orientaciones de lo que él presume es la responsabilidad de proteger. Señaló que existe la necesidad de reconciliar el respeto por la soberanía de los Estados con la "responsabilidad de intervenir" en aquellas situaciones en que los Gobiernos "están oprimiendo a sus pueblos". Si bien el Presidente estadounidense puso de relieve que los Estados Unidos no están favor de que "las naciones más fuertes intimiden a las naciones más débiles" y remarcó su convicción acerca de los conflictos deben solucionarse "a través de la diplomacia y por conducto de organizaciones internacionales", utilizando el derecho internacional; se cuidó de afirmar que la "responsabilidad de intervenir" no es un principio jurídico, manifestando que se trata de imperativo moral y que no cree "que haya una fórmula clara" al respecto. En ese sentido, en situaciones excepcionales, como el genocidio en Ruanda, existe la "responsabilidad de intervenir", aunque "el umbral en el cual la intervención internacional es apropiada tiene que ser muy alto". Finalmente, señaló que, más que hablar de casos hipotéticos, su Gobierno planea abordar esta cuestión caso por caso [xli].

Quizás la visión más fundamentada de los Estados Unidos sobre la responsabilidad de proteger fue expresada por Susan Rice, Representante Permanente de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas, quien puso de manifiesto la necesidad de clarificar el concepto, evitar las confrontaciones Norte-Sur o Este-Oeste, trabajar de manera preventiva, recurrir a la fuerza sólo en contadas ocasiones y como último recurso; señaló los potenciales obstáculos para la aplicación de la noción y subrayó el apoyo de su país a la responsabilidad de proteger [xlii].

Durante el Diálogo Temático sobre la responsabilidad de proteger, llevado a cabo en la Asamblea General de las Naciones Unidas a finales de julio de 2009, la delegación estadounidense expresó la determinación del Gobierno de su país para trabajar en conjunto con la comunidad internacional para prevenir y detener las atrocidades en masa. Asimismo, puso de relieve que la noción representa un importante progreso, fundado jurídicamente en el derecho internacional de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario, que los Estados Unidos apoyan. Al subrayar que el mayor obstáculo para una acción rápida ante una crisis humanitaria súbita es la falta de voluntad política, Estados Unidos expresó que, cuando la prevención fracasa y un Estado manifiestamente no cumple con sus obligaciones, se debe estar preparado para considerar una gama más amplia de medidas colectivas que sólo en raras ocasiones, y en casos extremos, incluye el uso de la fuerza [xliii].

Conclusiones

El análisis de los discursos de la Administración Obama muestra tanto elementos de cambio como fuertes elementos de continuidad, particularmente en aquellos aspectos referidos al uso de la fuerza. La aproximación al derecho internacional muestra una renovada voluntad de trabajar multilateralmente para la solución de diversos temas de la agenda internacional, aunque cuando se trate de una cuestión que ataña directamente al interés nacional estadounidense, hay que tener en claro que los Estados Unidos harán prevalecer su posición, como lo ha hecho a lo largo de la historia. Todavía resuenan las palabras de Dean Acheson cuando afirmaba que el derecho internacional no está para tratar aquellas cuestiones que se refieren al poder soberano [xliv].

Entre los diversos factores que confluirán al momento de una toma de posición efectiva por parte de los Estados Unidos, un elemento no menor a considerar será la capacidad económica para implementar una operación de naturaleza militar dirigida a prevenir o poner fin a violaciones masivas y sistemáticas de los derechos humanos y/o el derecho internacional humanitario, así como la voluntad política para hacerlo. El impacto de la crisis económica y financiera global, sumado a los ingentes recursos que demanda la participación de los Estados Unidos en Afganistán e Irak y otros puntos calientes del planeta, ponen en duda –la existencia de esa capacidad. Como sostiene Paul Kennedy "no hay que esperar que vaya a aumentar nuestra capacidad de intervenir en el exterior de modo decisivo y sostenido. [...] Este país tiene enormes ventajas relativas sobre otros [...]. Esas ventajas se han visto empañadas por casi una década de irresponsabilidad política en Washington; codicia en Wall Street y otros centros financieros; y excesivas aventuras militares en el exterior" [xlv].

Esperemos también que los Estados Unidos hayan aprendido de sus propios errores y nos los repitan. Nuestras expectativas deberían ser mesuradas.

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[i] Serbin, Andrés. "Mensaje del director". 30 Pensamiento Propio (2009) (2), p. 7.

[ii] Remiro Brotóns, Antonio. "Nuevo Orden o Derecho Internacional". 132 Claves de Razón Práctica (2003), p. 5 y nota 10.

[iii] Ibídem.

[iv] Durante su primera gira europea, la Secretario de Estado Condoleezza Rice manifestó que "todavía más importante que el poder militar y, desde luego el económico, es el poder de las ideas" Discurso pronunciado en el Institut d'Etudes Politiques -Sciences Po-. Paris, 8 de febrero de 2005. Disponible en http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/
articles/A7965-2005Feb8.html (accedido 05-05-10).

[v] Garton Ash, Timothy. "Con Doleezza. El nuevo rostro de la diplomacia estadounidense". El País, Domingo, 13 de febrero de 2005, p. 10.

[vi] Disponible en http://spanish.state.gov/ti/ds/41526.htm (accedido 27-01-07).

[vii] Aramberri, Julio. "El imperio deudor". 150 Revista de Libros (2009). Madrid: Fundación Caja Madrid, junio de 2009. Disponible en http://www.revistadelibros.com/articulo_completo.php?art=4359#nlink1 (accedido 05-05-10).

[viii] Hartman, Chester y Feffer, John (eds.). Thirsting for change. Obama's First 100 Days. Washington, DC: Institute for Policy Studies, 2009, p. 43. Disponible en http://www.ips-dc.org/files/408/Final-100%20Days%20Report.pdf (accedido 05-05-10).

[ix] Kohen, Marcelo. "Manifeste pour le Droit International du XXIe Siècle", en Boisson de Chazournes, Laurence y Gowlland-Debbas, Vera (eds.). The International System in Quest of Equity and Universality. Liber Amicorum Georges Abi-Saab. The Hague/London/Boston: Martinus Nijhoff, 2001, p. 130-131.

[x] La firma de un nuevo tratado START con Rusia el 8 de abril de 2010 y la Cumbre de Seguridad Nuclear, que tuvo lugar en Washington el 12 y 13 de abril de 2010, son pasos positivos en ese sentido y representan el compromiso de las naciones en combatir el terrorismo nuclear.

[xi] Ver Hernández Martínez, Jorge. "Los Estados Unidos, la política hacia Cuba y el entorno hemisférico: Procesos, contextos y perspectivas". 30 Pensamiento Propio (2009) (2): 181-206.

[xii] Antes de que se hubieran completado los exámenes de revisión de políticas y se hubiera desarrollado una estrategia, Obama ordenó el envío de 17.000 tropas más a Afganistán. Cuando la revisión se completó, se anunció una política que carece de fases, plazos, costes o estrategias de salida. Peor aún, el plan esbozado sigue las mismas orientaciones de la fallida política en Irak.

[xiii] Los Estados Unidos están gastando actualmente más de $ 700 mil millones al año en el sector militar, que es aproximadamente lo mismo que ha destinado al conjunto de medidas de estímulo económico para enfrentar la crisis financiera internacional.

[xiv] Biden, Joseph R. Discurso en la 45th Munich Security Conference. 7 de febrero de 2009. Disponible en http://www.securityconference.de/archive/konferenzen/
rede.php?menu_2009=&menu_konferenzen=&sprache=en&id=238& (accedido 05-05-10).

[xv] En palabras de la entonces Secretaría de Estado, Madelaine Albright, "las decisiones tienen que estar basadas en factores tales como la importancia de nuestros intereses, las probabilidades de éxito, la voluntad de otros para compartir responsabilidades, el grado de apoyo popular las consecuencias de la inacción. Hay que utilizar selectivamente la fuerza militar, a veces de manera limitada y otras con menos restricciones". Albright, Madelaine. Memorias. Madrid: Editorial Planeta, junio de 2004, p. 599.

[xvi] El 14 de julio de 2008, el fiscal del Corte Penal Internacional (CPI), Luis Moreno Campo, solicitó una orden de detención contra el Presidente sudanés, Omar Hasan Ahmad Al-Bashir, sobre la base de que "existen indicios razonables para creer que (Al-Bashir) tiene responsabilidad penal por el crimen de genocidio de acuerdo al Art. 6 (a) del Estatuto de Roma…", por crímenes de guerra y de lesa humanidad en relación al conflicto de Darfur. Posteriormente, la Sala de Cuestiones Preliminares modificó la orden de detención, eliminando el cargo por genocidio y manteniendo los cargos por crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad. CPI. Sala de Cuestiones Preliminares. Resolución de fecha 4 de marzo de 2009. Doc. N°: ICC‐02/05‐01/09. Disponible en http://www.icc-cpi.int/iccdocs/doc/doc644487.pdf (accedido 05-05-10).

[xvii] Este es un cambio respecto de la Administración Bush, donde los intereses estadounidenses en petróleo y otros recursos estratégicos llevaron a menudo al Gobierno a entrar en tratativas con gobiernos no democráticos.

[xviii] White House. Remarks by the President at the New Economic School Graduation. Gostinny Dvor, Moscú, 7 de julio de 2009. Disponible en http://www.whitehouse.gov/the_press_office/Remarks-By-The-President-At-The-New-Economic-School-Graduation/ (accedido 05-05-10).

[xix] White House. Remarks by the President to the Ghanaian Parliament. Accra International Conference Center, Accra (Ghana), 11 de julio de 2009. Disponible en http://www.whitehouse.gov/the_press_office/Remarks-by-the-President-to-the-Ghanaian-Parliament/ (accedido 05-05-10).

[xx] Ferguson, Niall. Coloso. Auge y decadencia del imperio americano, trad. de Magdalena Chocano. Madrid: Debate, 2005.

[xxi] Véase Aramberri, Julio. "El imperio deudor". 150 Revista de Libros (2009). Disponible en http://www.revistadelibros.com/articulo_imprimible.php?art=4359#note14 (accedido 05-05-10).

[xxii] Sanger, David E. y Shanker, Thom. "Gates Says U.S. Lacks a Policy to Thwart Iran". New York Times, 18 de abril de 2010. Disponible en http://www.nytimes.com/2010/04/18/world/middleeast/18iran.html?ref=world (accedido 05-05-10).

[xxiii] Ver el artículo de John Bolton en el Wall Street Journal en que el que afirma las sanciones sólo le proporcionan tiempo y legitimidad al Gobierno iraní y que la única medida viable para poner fin al plan nuclear iraní es el uso de la fuerza. Bolton, John. Get Ready for a Nuclear Iran.

Saudi Arabia, Egypt, Turkey and others will surely follow suit. The Wall Street Journal, 2 de mayo de 2010. Disponible en http://online.wsj.com/article/
SB10001424052748703871904575216260958684670.html (accedido 05-05-10).

[xxiv] Batalla, Xavier. "Un mundo uni-multipolar", en García, Caterina y Rodrigo, Ángel. J. (eds.) La seguridad comprometida. Madrid: Tecnos, 2008, p. 31 y ss.

[xxv] Véase García Segura, Caterina y Rodrigo Hernández Ángel J. (eds.). El imperio inviable. El orden internacional tras el conflicto de Irak. Madrid: Tecnos, 2004.

[xxvi] Obama, Barack. "Renewing American Leadership". 86 Foreign Affairs (2007) (4). Disponible en http://www.foreignaffairs.org/20070701faessay86401/
barack-obama/renewing-american-leadership.html (accedido 05-05-10).

[xxvii] "As president, I will never hesitate to use force to protect Americans or to defend our territory and our vital interests. We cannot negotiate with individual terrorists; they must be hunted down and captured or killed. Nor can diplomacy alone stop the perpetrators of genocide and crimes against humanity in places such as Darfur. But soldiers are not the answer to every problem. Using force in lieu of diplomacy compels our young men and women in uniform to carry out missions that they may not be trained or prepared for. And it ignores the value of simply carrying a big stick, rather than using it" Rodham Clinton, Hillary. "Security and Opportunity for the Twenty-first Century". 86 Foreign Affairs (2007) (6). Disponible en http://www.foreignaffairs.org/20071101faessay86601/
hillary-rodham-clinton/security-and-opportunity-for-the-twenty-first-century.html (accedido 05-05-10).

[xxviii] Mars, A. "Fukuyama y Kagan debaten sobre la relación transatlántica". El País, 15 de enero de 2008. Durante una conferencia en Barcelona, el analista estadounidense Robert Kagan sostuvo que la política exterior estadounidense, que se manifiesta a favor del uso de la fuerza en determinadas situaciones, "no cambiará" independientemente del futuro presidente, unos y otros "difieren sobre qué países hay que invadir, pero tampoco Obama se opone al uso de la fuerza".

[xxix] Sobre el smart power puede verse Ayerbe, Luis Fernando. "Diplomacia transformacional y poder inteligente. Continuidades y cambios en las agendas latinoamericanas de George W. Bush y Barack Obama". 30 Pensamiento Propio (2009) (2): 87-116.

[xxx] Hillary Clinton Nomination Hearings to Be Secretary of State. Senate Foreign Relations Committee. Washington, DC. 13 de enero de 2009. Disponible en http://www.state.gov/secretary/rm/2009a/01/115196.htm (accedido 05-05-10).

[xxxi] Obama, Barack H. "A Just and Lasting Peace". Discurso pronunciado en ocasión de la entrega del Premio Nobel de la paz (2009). Oslo, 10 de diciembre de 2009. Disponible en http://www.america.gov/st/peacesec-spanish/2009/December/20091210141913eaifas0.3752863.html (accedido 05-05-10).

[xxxii] Como observa Remiro Brotóns, los "Estados Unidos y sus clientes tienen derecho, se dice, a salvaguardar "su" seguridad, en su poliédrica expresión, recurriendo a los medios de su elección, incluido el recurso a la fuerza armada, allí donde la crean en peligro, por encima de cualquier otra consideración"Remiro Brotóns, Antonio. "Nuevo Orden o Derecho Internacional". 132 Claves de Razón Práctica (2003), p. 6.

[xxxiii] Obama, Barack H. "A Just and Lasting Peace". Op. cit.

[xxxiv] La prisión en la base naval estadounidense fue establecida bajo la presidencia de George W. Bush para detenidos por la "Guerra contra el terrorismo", pero el centro fue rápidamente objeto de acusaciones por las abusivas tácticas de interrogatorio o torturas. Unos 800 prisioneros fueron retenidos en Guantánamo. Muchos de ellos regresaron a sus países natales o a terceras naciones. Guantánamo se convirtió en un símbolo de los excesos de Bush en la "guerra contra el terrorismo" y dañó fuertemente la credibilidad de Estados Unidos en el mundo. Asimismo fue una fuente de tensión entre Washington y la Unión Europea (UE).

[xxxv] Review of the Detention of Ali Saleh Kahlah al-Marri. Washington, 22 de enero de 2009. Disponible en http://www.whitehouse.gov/the-press-office/ReviewoftheDetentionofAliSalehKahlah (accedido 05-05-10).

[xxxvi] Review And Disposition Of Individuals Detained At The Guantánamo Bay Naval Base And Closure Of Detention Facilities. Washington, 22 de enero de 2009. Disponible en http://www.whitehouse.gov/the_press_office/ClosureOfGuantanamoDetentionFacilities/ (accedido 05-05-10).

[xxxvii] Review of Detention Policy Options. Washington, 22 de enero de 2009. Disponible en http://www.whitehouse.gov/the_press_office/ReviewofDetentionPolicyOptions/ (accedido 05-05-10).

[xxxviii] Ensuring Lawful Interrogations. Washington, 22 de enero de 2009. Disponible en http://www.whitehouse.gov/the_press_office/EnsuringLawfulInterrogations/ (accedido 05-05-10).

[xxxix] Sin embargo, por el momento Obama no eliminó las comisiones militares creadas bajo la Administración Bush para juzgar a los detenidos e incluso aseguró que no descarta su utilización

[xl] Koh, Harold Hongju (Consejero Legal, Departamento de Estado). "The Obama Administration and International Law". Discurso pronunciado en el Annual Meeting of the American Society of International Law. Washington, DC, 25 de marzo de 2010. Disponible en http://www.state.gov/s/l/releases/remarks/139119.htm (accedido 05-05-10).

[xli] The White House. Office of the Press Secretary. "Press Conference by the President", L'Aquila, Italia, 10 de julio de 2009.

[xlii] Remarks by Ambassador Susan E. Rice, U.S. Permanent Representative, on the UN Security Council and the Responsibility to Protect, at the International Peace Institute Vienna Seminar, 15 de junio de 2009. Disponible en http://usun.state.gov/briefing/statements/2009/125977.htm (accedido 05-05-10).

[xliii] Naciones Unidas. Asamblea General. Diálogo Temático de la Asamblea General sobre Responsabilidad de Proteger. Intervención de la Embajadora Rosemary A. Di Carlo, U.S. Alternate Representative for Special Political Affairs. Nueva York, 23 de julio de 2009. Disponible en http://usun.state.gov/briefing/statements/2009/july/126546.htm (accedido 05-05-10).

[xliv] "The power, position and prestige of the US had been challenged [Cuban Missile Crisis] by another state and the law does not deal with such questions of ultimate  power – power that comes close to the source of sovereignty". Citado en Henkin, Louis. How Nations Behave: Law and Foreign Policy. Columbia: University Press, 1979, p. 265-266.

[xlv] Kennedy, Paul. "American power is on the wane", The Wall Street Journal, 14 de enero de 2009, p. 13. Disponible en http://online.wsj.com/article/SB123189377673479433.html (accedido 05-05-10).