La pandemia amenaza nuestras escuelas

Por Alieto Aldo Guadagni, 3 de junio de 2020

Según UNESCO, debido a la COVID-19, las escuelas están cerradas en 154 países. Esta interrupción del dictado tradicional de clases en la escuela está afectando a 1200 millones de alumnos, que representan el 70 por ciento de la población estudiantil mundial. Tres de cuatro niños viven en países donde las escuelas están cerradas. Este cierre provoca costos sociales y sus consecuencias son graves para los niños, especialmente los más humildes. Existe el riesgo de que niños que hoy asisten a escuelas cerradas no vuelvan más a ellas, hecho negativo en este siglo de la ciencia y la tecnología, que exige un alto nivel educativo.

Las grandes desigualdades constituyen un obstáculo cuando se intenta mantener el aprendizaje en una situación crítica como la que estamos viviendo. El compromiso de los padres siempre ha sido fundamental para los logros escolares de sus hijos, pero nunca había sido tan importante como hoy, ya que están obligados a prestar una mayor atención a las tareas escolares indicadas a la distancia por los maestros para sus hijos en el hogar. El cierre de las escuelas, que puede ser justificado por razones sanitarias, origina una cantidad no deseada de efectos negativos, como los siguientes: el cierre de las escuelas priva a los niños y jóvenes de oportunidades de aprendizaje y mayor perfeccionamiento. Tengamos en cuenta que estas privaciones resultan mayores para los alumnos socialmente desfavorecidos. Muchos niños y jóvenes contaban con las comidas que proporcionan de manera gratuita o a costo inferior las escuelas para poder tener una alimentación sana. Cuando las escuelas cierran, se les pide a menudo a los padres que faciliten el aprendizaje en la casa, pero estos pueden tener grandes dificultades para desempeñar esta función. El acceso insuficiente y desigual a las tecnologías o a una buena conexión a Internet es un obstáculo para la continuidad del aprendizaje, fundamentalmente para los alumnos de familias humildes. Los padres que trabajan ahora se ven obligados a dejar a sus hijos solos en las casas. En algunos casos será difícil lograr que todos los niños y jóvenes regresen a la escuela presencial cuando los centros escolares vuelvan a abrir.

Debemos evitar que esta pandemia deteriore la educación y agrave aún más la desigualdad. Por esta razón estuvo en lo cierto UNESCO cuando afirmó que "Cuanto más rápido logremos implementar una respuesta adaptada mediante la tecnología y los sistemas de aprendizaje a distancia, mejor serán las perspectivas".