Luces y sombras en Asia Central

Por Ramiro Ordoqui, 20 de abril de 2020

La idea de arrojar luz sobre las sombras que esparce la pandemia de COVID19 en Asia Central necesita desde el inicio una gran dosis de honestidad en pos de aportar herramientas a un debate responsable. Justamente, porque la mayor crítica a lo que hoy sucede en Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán se centra en las dificultades para acceder a la información libre; quizás el único punto donde todos sus caminos se cruzan desde antes de ser incluso países independientes. Cinco naciones que han convivido durante siglos en la órbita de ese gran proyecto de la Rusia Euroasiática, ya sea dentro del Imperio zarista o de la Unión Soviética, o incluso fuera de ellos, hoy enfrentan un enemigo común a todo el mundo, cada una a su manera.

En primer lugar, es necesario analizar las tendencias globales de mediano plazo, en ocasiones eclipsadas por la coyuntura, pero que tras correr el velo invitan humildemente a pensar que los cambios a consecuencia de esta crisis no sean sino la profundización de un proceso de varios años. El punto de quiebre ocasionado por los atentados de 2001 y otros sucesos que motivaron la inestabilidad sistémica, en especial la crisis financiera de 2008, se encuentran en los límites de un cambio estructural que afecta al sistema internacional. La crisis de hegemonía actual estaría cerrando una etapa dominada por la globalización económica y la democracia liberal. Surgen por lo tanto nuevos centros de poder, se discute la transnacionalización de la economía, la cuestión medioambiental cobra protagonismo en la toma de decisiones y la gobernanza encuentra cada vez más rápidamente límites a sus capacidades de encontrar resoluciones. En ese contexto, una crisis sanitaria viene probablemente a profundizar lo que ya hace más de 15 años está sucediendo y no a revolucionar ninguna dinámica en particular, como es tentador imaginar. En el caso de Asia Central esto es aún más evidente, con países jóvenes que siguen navegando en busca de su consolidación institucional y la autonomía necesaria para definir agendas propias siempre alrededor del Estado como actor fundamental.

El mundo hasta finales de 2019 era uno que imponía escenarios desafiantes como la guerra comercial China-Estados Unidos, la dicotomía entre globalización y regionalización o el falso dilema entre ideología e intereses. Era un mar de tensiones donde Oriente pulseaba por entregar respuestas más atractivas y eficientes al concierto multilateral que Occidente, la fuga de poder en este mismo sentido era inocultable, el límite a la globalización no se conmovía ante el cierre de fronteras y aislamiento de personas, la economía esperaba un recorte en sus expectativas y cada vez más voces de partidos políticos se expresaban en términos xenófobos por conveniencia electoral. Ese mundo no ha cambiado.

En cuanto a la respuesta particular de cada uno de estos países que comparten frontera con Rusia, Irán, China, la convulsionada Afganistán y el Mar Caspio, hay que ser conscientes de que el acceso a la información pública nunca ha sido uno de sus fuertes. Sin embargo, en base a las diferentes crónicas de medios locales, a las obligaciones de revelación de datos por su pertenencia a instituciones multilaterales y a innovadoras iniciativas gubernamentales, es que se puede arribar a diversas conclusiones, dependiendo del sujeto de análisis.

En primer lugar, la demora y metodología para incluir en la comunicación pública el ingreso del virus fue llamativo en todos los Estados. Kazajistán, por ejemplo, decidió exponer a su Ministro de Salud a una conferencia de prensa para anunciar la inminente llegada de la enfermedad al país sin casos registrados. Dos días después, se cerraban las escuelas y suspendían los eventos públicos, en la antesala a la aparición del primer infectado el viernes 13 de marzo. Para el 15 de ese mismo mes, se bloquearon las fronteras y el 19 de marzo el gobierno convocó a las fuerzas de seguridad a hacer cumplir el aislamiento y garantizar la seguridad alimentaria. En la actualidad estas medidas se sostienen pese al ínfimo número de muertes en el noveno país del mundo por extensión territorial. El debate sobre el bajo número de testeos parece estar superado solo por el de conteo de fallecidos. A todo esto, se debe tener en cuenta la profunda baja en la demanda de petróleo, que afecta directamente a los ingresos kazajos y se suma a la reducción obligatoria comenzada en enero cuando China, que ahora bajó 11% sus importaciones desde allí por la pandemia, descubrió productos químicos peligrosos en un oleoducto.

Por su parte, Kirguistán recorrió un camino similar desde la segunda semana de marzo. Habiendo ya suspendido todas las actividades públicas, los viajes y los jardines de infantes, se encamina a un confinamiento sin fecha de vencimiento.

Uzbekistán, pese a una posible implementación lenta de las medidas y aceptación de ingreso del virus, ostenta una serie de iniciativas originales respecto a sus vecinos. La primera es un aporte a la transparencia, e incluye, además de internet y celular gratis a quienes no tenían hasta ahora acceso digital, un canal de mensajería oficial en la aplicación Telegram para reportar casos y estado de situación, al cual ya se han suscripto más de un millón trescientas mil personas. La segunda polémica decisión fue incautar los teléfonos celulares de todos los ciudadanos que ingresan en cuarentena para evitar la propagación del miedo y desinformación. Las multas por promulgar noticias falsas alcanzan excepcionalmente los 9.400 dólares y tres años de prisión. El balance uzbeko entre humanidad y control espera dar frutos con un camino propio.

Ahora, en esta región tan especial es donde tenemos dos excepciones mundiales a la crisis general de este nuevo Coronavirus. Tanto Tayikistán como Turkmenistán se han negado, hasta la fecha de redacción de este documento, a reconocer siquiera un infectado dentro de las fronteras de sus territorios. O reales excepciones, o producto de la manipulación de la información, cuesta creer que quien comparte una de las fronteras más porosas de la tierra con Afganistán o quien tiene 992 kilómetros lineales de límite con la República Islámica de Irán se encuentre indemne al problema general. Muchas de las respuestas faltantes se pueden inferir por deducción, según el comportamiento de los Jefes de Estados en dos países hiper-presidencialistas. Emomali Rahmon, al mando desde 1992, sostiene que la capacidad de limpieza de sus compatriotas es la clave del milagro tayiko e incluso se anima a mantener escuelas abiertas o celebrar eventos públicos como la fiesta del tulipán. Pese a esto, la incertidumbre toca la puerta todos los días a la ciudadanía que ve pasar una película inexplicable. De hecho, más de mil personas fueron puestas en cuarentena tras la muerte por neumonía de un habitante cercano a la frontera con Kirguistán, quien luego se comprobó que no portaba el virus. En cuanto a la República de Turkmenistán, el blindaje y la inaccesibilidad a todo lo que allí sucede no es una nueva noticia. Lo que está claro, es que pese a no declarar el ingreso del COVID19 a su territorio, tanto la promoción de plantas medicinales, como el cierre de las fronteras y la preocupación por el derrumbe en las exportaciones de gas son temas que ocupan la cabeza del presidente Berdimuhamedow.

En consonancia con lo mencionado anteriormente, la cuestión económica es un asunto en sí mismo para países con mucha volatilidad financiera y que en los últimos años se enamoraron de la liquidez china en el avance de la Nueva Ruta de la Seda. La aprobación del Banco Mundial de un paquete de respuesta que incluye fondos para combatir la crisis sanitaria beneficiará directamente a varios actores regionales según un comunicado de prensa de la propia institución. Tayikistán y Kirguistán recibirán 11.3 millones y 12.15 millones de dólares, respectivamente, aunque el primero se encuentre indemne a la pandemia. Se espera que esta ayuda complemente programas anteriores como el Proyecto de Mejora de la Resiliencia kirguisa que financió la compra de 20 ambulancias para el sistema de salud por un total de 9 millones de dólares. En esta nueva etapa, este país buscará aumentar la cantidad de testeos rápidos y mejorar su infraestructura hospitalaria para la contención de nuevos casos. En cambio, para los tayikos, la ayuda está destinada a contener la cotidianeidad de los hogares más pobres y, en segundo término, beneficiar a los sistemas de comunicación y asistencia primaria. La República de Kazajistán, por su parte, logró gracias al crédito internacional comprar 236 respiradores artificiales por un total de 10 millones de dólares y esperan ampliar prontamente su capacidad de respuesta en 123 dispositivos más.

En conclusión, el avance de una crisis sanitaria que profundiza los cuestionamientos a muchas de las premisas occidentales parece haber encontrado en Asia Central una respuesta específicamente regional. En el centro de Eurasia, donde se cruzan los caminos de las grandes potencias y las rutas de la diplomacia energética, un grupo de cinco países se encuentra dispuesto a dar batalla no solo contra una pandemia que promete quedar en la historia, sino también contra su propia verdad.

Ramiro Ordoqui, miembro del Grupo de Trabajo sobre Estudios Contemporáneos del Espacio Euroasiático. Relaciones Internacionales en el Senado de la provincia de Buenos Aires y profesor universitario UPE

Bibliografía consultada:

Banco Mundial (02 de abril, 2020). $486 millones en financiamiento del Banco Mundial para países de Europa y Asia Central para abordar los impactos económicos y de salud de COVID-19 [Comunicado de prensa]. Recuperado de: https://www.worldbank.org/en/news/press-release/2020/04/02/486-million-in-world-bank-financing-for-europe-and-central-asia-countries-to-address-health-economic-impacts-of-covid-19

Laruelle, M., McCann, M. (2020). Post-Soviet State Responses to COVID-19: Making or Breaking Authoritarianism? PONARS Eurasia, Policy Memo No. 641, 1-6.

Sanahuja, J. A. (2017), Post-globalización y ascenso de la extrema derecha: crisis de hegemonía y riesgos sistémicos. En M. Mesa (Coord.), Seguridad internacional y democracia: guerras, militarización y fronteras (pp. 35-71). España, Madrid: Ceipaz.

Artículos periodísticos:

Kennedy, L. y Southern, N. (2020, 2 de marzo). Central asian states can’t hide the coronavirus any longer. Foreign Policy.

Wood, K. (2020, 31 de marzo). How Is Central Asia Handling COVID-19? The Diplomat.

Este es uno de los pocos países del mundo que no registra casos de Coronavirus (2020, 14 de abril). Russia Today.