27 de agosto de 2018

Sesión académica a cargo de Mateo Estrémé, Director de Organismos Internacionales de la Cancillería Argentina, organizada por el Comité de Estudios Ambientales y Desarrollo Humano

Por Natasha Tarapow

Muchas veces en la manera que tenemos de medir el desarrollo perdemos de vista la multidimensionalidad

Mateo Estrémé, con una vasta experiencia en Naciones Unidas, enfatizó que la creación de estos puntos en la agenda es una consecuencia de los consensos básicos logrados a través del multilateralismo sostenido a lo largo de la historia.

Explicó la relación entre los conceptos de desarrollo, seguridad y derechos humanos a partir de una cita del informe escrito en 2005 por el Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annan: "No tendremos desarrollo sin seguridad, no tendremos seguridad sin desarrollo y no tendremos ni seguridad ni desarrollo si no se respetan los derechos humanos". Esto significa que entender el desarrollo solamente desde la perspectiva económica deja de lado aspectos fundamentales de esta problemática. A pesar de que esta fue la manera tradicional de concebir el desarrollo –utilizando medidas como la tasa del crecimiento del PBI–, a partir de la década de 1980 las discusiones académicas promovieron un entendimiento más integral de este concepto, agregó el orador.

La noción de desarrollo humano, que se encuentra en los informes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), implica una conceptualización multidimensional del desarrollo. Este organismo realiza informes anuales que analizan la situación de los países en relación a los indicadores que miden este concepto. Respecto a estos informes, Estrémé se refirió al desafío que implica captar a través de estadísticas cuantitativas fenómenos que son en su naturaleza cualitativos. Esto se dificulta por el constante perfeccionamiento de los indicadores y por la dependencia de la información que los países proveen voluntariamente a Naciones Unidas.

A pesar de la falta de un consenso universalmente aceptado respecto a lo que significa el desarrollo humano, Mateo Estrémé presentó el concepto de los ODS. Esta conceptualización implica la confluencia de tres cuestiones. En primer lugar, el acceso a ciertos estándares para tener una vida decente, reflejado generalmente en el PBI per cápita de los países. En segundo lugar, la posibilidad de tener una vida larga, asociado con el concepto de esperanza de vida. En tercer lugar, la capacidad de lograr conocimiento, relacionada con los años de escolaridad. Considerando esta definición, Mateo Estrémé indicó que es esencial considerar al desarrollo como una cuestión política.

Para explicar la cuestión del desarrollo sostenible, Estrémé hizo referencia al Informe Brundtland elaborado por la ONU en 1987. En ese primer informe, el concepto de desarrollo sostenible era esencialmente ambiental, es decir, unidimensional. Un grupo de países se opuso a esta definición argumentando sobre la importancia de destinar recursos al desarrollo económico. No obstante, el orador destacó que la idea central de este informe era resaltar que no va a haber desarrollo si tenemos un planeta devastado, por lo que el desarrollo debía ser consistente con la protección del medio ambiente. En este sentido, el multilateralismo tuvo un rol fundamental en lograr el avance del concepto de desarrollo sostenible. El concepto planteado en 1987 confluyó más adelante hacia un debate sobre cómo buscar un futuro mejor para nuestras sociedades. Esta idea incluiría el factor medioambiental, pero a partir de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (1992) se le sumaría la dimensión social y la dimensión económica. El concepto de desarrollo sostenible fue más exitoso que el concepto de desarrollo humano, concluyó Estrémé, porque logró integrar estas tres dimensiones de manera armoniosa.

El multilateralismo es lo único que nos permite dar respuestas globales a problemas globales

La Agenda 2030 cristaliza el concepto de desarrollo sostenible en una agenda que es, por primera vez, universal. El concepto de universalidad significa la interpelación a todos los países, incluso aquellos con un nivel alto de ingreso per cápita. En esta línea, el expositor hizo referencia a la desigualdad dentro de los países desarrollados y a las cuestiones medioambientales como objetivos que competen a todo el mundo. Uno de los principales problemas dentro de la negociación de la Agenda 2030 fue cómo integrar las tres dimensiones del desarrollo sostenible. Mientras que una perspectiva abogaba por las responsabilidades comunes pero diferenciadas, el punto de vista principalmente de los países desarrollados proponía un paradigma superador. Esta última propuesta indicaba que la diferencia entre países desarrollados y no desarrollados ya no es relevante al encontrarnos frente a problemas comunes. En este sentido, los países no desarrollados suelen argumentar que incluir una dimensión más política implica quitar recursos del crecimiento económico y acoplarse a la agenda favorecida por los países desarrollados.

Estrémé describió a la Agenda 2030 como un mandato aspiracional, en el sentido de que son objetivos que los países plantearon para sí mismos, aunque se encuentran dirigidos hacia toda la comunidad internacional. Dada la Agenda 2030, los países se enfrentan al problema de cómo integrar la multidimensionalidad de la agenda en la política interna. La adaptación a nivel nacional se enfrenta a ciertas dificultades, como la falta de diálogo entre los ministerios. Para responder de mejor manera a las necesidades de los Estados Miembros, el esquema burocrático de Naciones Unidas se encuentra atravesando un proceso de reformas. Estos cambios permitirán integrarse de mejor manera a las agendas, no solo de los países, sino también de otros organismos multinacionales y regionales. Además, el expositor indicó que la Agenda 2030 se caracteriza por su implementación de abajo hacia arriba. Esto se debe al sistema de monitoreo que aceptaron los Estados, que implica la presentación voluntaria de informes nacionales. Los informes permiten a cada Estado enfatizar en los aspectos de la Agenda que considera pertinente a su situación y rendir cuentas respecto a la implementación. Estrémé destacó que este sistema es lo que convierte esta agenda aparentemente aspiracional en una obligación de los Estados.

Mateo EstréméEs Licenciado en Sociología por la Universidad de Buenos Aires y Licenciado en Ciencia Política por la Universidad de Belgrano. Obtuvo su graduación del Instituto del Servicio Exterior de la Nación con Medalla de Oro. Actualmente se desempeña como Director de Organismos Internacionales de la Cancillería. Ha sido Cónsul General y Director del Centro de Promoción de la Argentina en Nueva York. Además, se desempeñó como Representante Permanente Alterno de la República Argentina ante Naciones Unidas. Previamente, fue Jefe de Gabinete del Vicecanciller; desempeñó esta y otras funciones tanto dentro como fuera del Ministerio de Relaciones Exteriores