5 de septiembre de 2013

Sesión académica a cargo de Alieto Guadagni, miembro de la Academia Nacional de Educación

Por Justine Gonda

El jueves 5 de septiembre de 2013, el CARI tuvo el placer de recibir a Alieto Guadagni quien presentó su análisis de la situación de la educación argentina al principio del siglo XXI y los desafíos con los que se enfrenta.

Alieto Guadagni empezó reconstituyendo el papel de la educación en los últimos siglos: así como los siglos XIX y XX fueron, respectivamente, los siglos de la educación primaria y de la educación secundaria, el siglo XXI es él de la educación universitaria. La Argentina, gracias a una política ambiciosa, se convirtió al principio del siglo XX en el país líder del continente latinoamericano en la educación primaria. Al contrario, la educación secundaria, y aún más la educación universitaria, no conocieron muchos avances; el expositor se propuso explicar el atraso, incluso el retroceso argentino en este campo.

Dos globalizaciones ocurrieron en el mundo moderno: Argentina respondió a la primera, en los años 1880-1914, con la educación primaria, pero no se adaptó a la segunda, en los años 1980, con la educación secundaria y universitaria. Esto explica el "desfasaje entre la demanda propia del mundo moderno y la oferta educativa argentina" que existe hoy. La situación educacional ha evolucionado y, aunque era posible, hasta la mitad del siglo XX, el salir de la pobreza gracias a la educación primaria, no es suficiente ahora. El mundo, con el desarrollo de la tecnología se ha complicado; hoy, en Argentina, la movilidad social solo se puede obtener completando la educación secundaria, contrariamente a otros países de América Central, que tienen una estructura industrial menos compleja.

El orador ejemplificó la relación clave que existe entre escolarización y seguridad evocando los "ni-ni": los jóvenes que ni trabajan ni estudian. Algunos datos son reveladores: en la categoría de los jóvenes entre 18 y 24 años, un 32% trabaja, un 30% estudia, un 26% ni estudia ni trabaja y un 11% estudia y trabaja. Pero si revisamos las cifras tomando en cuenta el nivel socioeconómico, vemos que un 30% de los jóvenes de nivel socioeconómico bajo forma parte de los "ni-ni" contra solo el 8% de los jóvenes de nivel alto. Según el participante "esto va marcando la característica principal de la sociedad argentina que es una sociedad profundamente desigual". Además, la cultura juega un papel importante en este tema ya que, en países como Bolivia o Perú, donde existe una cultura de trabajo mucho más fuerte, los "ni-ni" no son tan numerosos como en Argentina.

La educación juega un papel clave en lo concerniente a la estructura del mundo laboral; así, el desempleo en el sector informal es casi cinco veces superior al que afecta los trabajadores en blanco. Este abismo se explica por el hecho de que más de la mitad de los trabajadores en negro no terminó la educación secundaria, lo que muestra la relación estrecha que existe entre educación, inserción laboral y situación profesional.

El expositor continuó profundizando el análisis de la educación primaria en Argentina. El primer elemento que destacó es el avance importante de la educación privada frente a la educación pública, que más que duplicó su participación entre 2003 y 2011, pasando del 20% al 47% de la matriculación. Esta evolución es reciente, con un éxodo revelador del desafecto de los argentinos por la educación estatal. Esto indujo a Guadagni a preguntarse por qué esta situación alarmante no suscita una reacción pública. El gobierno, al contrario, difunde información errónea: afirmó en 2011 que las matriculas estatales primaria y secundaria habían aumentado.

El participante subrayó que la escuela secundaria apareció por primera vez a nivel nacional en la Ley Nacional de Educación de 2005, cuando fue declarada obligatoria. Destacó el hecho de que, aunque la matriculación en la escuela secundaria aumentó, la graduación disminuyó entre 2003 y 2011. Es, una vez más, la desigualdad geográfica y socioeconómica, que explica esta situación: la graduación privada constituye más del doble de la graduación en la escuela estatal, y el porcentaje de alumnos que se gradúan de la escuela secundaria muestra la profunda desigualdad que existe entre la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, región que "es una máquina de reproducción permanente de la pobreza y de la exclusión social".

A nivel internacional, Argentina se situó, en la prueba PISA de 2009, en el puesto 58 sobre 65, con un solo país latinoamericano detrás, Perú. Además, según el orador, un hecho muy preocupante es que "Argentina es el país más desigual de la América Latina", como lo ejemplifica la diferencia de puntos entre los estudiantes según su nivel socioeconómico. "Estamos en presencia de un sistema escolar con dos niveles distintos y separados" lo que se explica por la ausencia de voluntad política para actuar, en donde el gobierno deja la educación estatal a los docentes, con conflictos a desfavor de los alumnos. Además, solo un 43% de los alumnos de la escuela secundaria se gradúa en la edad esperada en el país, una cifra muy inferior a la de muchos otros países de América Latina y del Caribe.

Estamos en presencia de un sistema escolar con dos niveles distintos y separados

El fenómeno de privatización afecta también la universidad estatal, aunque el número de ingresantes anuales siga creciendo, pero en menor medida que en la universidad privada. Además, el porcentaje de graduados es a favor de las universidades privadas, con un 40% de estudiantes recibidos contra un 23% en las universidades estatales. Las disparidades entre las universidades estatales son muy importantes: cuando 44% de los ingresantes de la Universidad Nacional de Córdoba se gradúan, solo el 3% de los de la Universidad Nacional de Salta obtienen un diploma. Estos datos preocupantes incitó a Guadagni a preguntarse: "¿Cuál es la responsabilidad de las autoridades que reciben los fondos de la Nación?". La desigualdad de oportunidades está muy presente, como lo evidencia el porcentaje de graduados en las universidades privadas, el cual es muy superior a las públicas, que solo los estudiantes más favorecidos pueden alcanzar. El participante tomó el caso de la Universidad de Buenos Aires, donde la gran mayoría de los padres de los estudiantes tiene un nivel de educación universitario, con una tasa muy superior al promedio nacional. Según Alieto Guadagni, muchas de estas cuestiones son vinculadas con el financiamiento.

"La matrícula universitaria argentina es una matrícula del pasado, tiene poca producción hacia el futuro" según el orador; el país tiene la mayoría de sus graduados en ciencias sociales y solo un cuarto en ciencia y tecnología, con una situación aún peor en las universidades privadas. Esto tiene consecuencias económicas: si observemos las cifras en detalles, el número de ingenieros graduados cada año es mínimo, principalmente en campos estratégicos como el petróleo, la minería o el medio ambiente. Frente a este problema, el gobierno no tiene instrumentos adecuados para influir en la matricula. Acerca de la tasa de graduación, Argentina se encuentra, con el 14%, entre los países con menos tasa de graduación universitaria: "la Argentina tiene estudiantes y no tiene graduados".

En efecto, pocos se gradúan durante el ciclo normal de estudios, comparado con otros países: el país tiene más estudiantes y menos graduados que Chile y Brasil. Brasil hizo importantes progresos en la graduación estos últimos años, aunque tenga un sistema muy duro, con la necesidad de pasar un examen para poder ingresar en la universidad. Esto permite pensar que el gobierno brasileño está más preocupado por el futuro que Argentina. En efecto, la mayoría de las naciones del mundo tienen un régimen de graduación para poder entrar en la universidad, incluso Cuba, que orienta la matrícula, o Ecuador que instituyó un examen de nivelación y admisión, con un puntaje diferente requerido según la carrera deseada. El ejemplo de la Universidad Nacional de la Plata es revelador: aunque haya más ingresantes en periodismo que en medicina, el número de graduados es superior en esta carrera; las condiciones para ingresar explican esta diferencia ya que, para ingresar en medicina, hay que pasar un examen con cupo. La facilitad para ingresar en la universidad perjudica el esfuerzo escolar en la escuela secundaria, es por esta razón que es necesario poner el acento en la escuela secundaria, lo que hicieron más de 100 países, que han desarrollado exámenes, que permiten también diseñar políticas educativas y conocer el nivel de las escuelas.

En la universidad, el problema no es entrar, el problema es salir

El participante concluyó evocando el proyecto de Ley de Educación Superior que es estudiado por la Cámara de Diputados, y que prevé que el único medio para ingresar en la educación superior será aprobando la educación secundaria. Alieto Guadagni terminó su exposición subrayando que este proyecto de ley avanza sobre la autonomía de las universidades.