14 de junio de 2010

Sesión académica a cargo de Philippe Marchessaux, CEO de BNP Paribas Investment Partners

Por Ramón González

"Hay que fortalecer la gobernabilidad, disciplinarse y restablecer la confianza con los inversores"

Durante una sesión académica en el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), Phillipe Marchessaux, CEO de BNP Paribas Investment Partners, habló sobre la crisis financiera europea, sus causas y efectos, y pronosticó que probablemente ningún país de la eurozona entre en default, aunque el crecimiento se verá limitado en el mediano plazo.

El Sr. Marchessaux comenzó por notar una dicotomía creciente entre los países avanzados y emergentes: "Si nos fijamos en el crecimiento y las finanzas públicas de las economías maduras y las de rápido crecimiento, son realmente muy distintas". A medida que las primeras reducen su apalancamiento financiero, la economía mundial se está recuperando con un crecimiento acelerado de Asia y de los países en desarrollo, y un crecimiento moderado en América del Norte. Sin embargo, la eurozona sigue siendo el más rezagado del G7: su tasa de crecimiento resultó muy decepcionante en el primer trimestre y se prevé que la desaceleración continuará en la segunda mitad del 2010. El sentimiento económico, que se había recuperado después de su desplome en 2008, se ha vuelto otra vez muy negativo.

Este cambio es producto del aumento del riesgo soberano, un desarrollo adicional a la crisis de la deuda que comenzó en 2008. El mercado ahora está diciendo firmemente a los gobiernos de la eurozona: "hay que fortalecer la gobernabilidad, disciplinarse, restablecer la confianza con los inversores. Reducir el apalancamiento y tomar medidas coherentes para coordinar políticas dentro de la eurozona".

En este clima, Phillipe Marchessaux expresó su confianza en las medidas adoptadas por los gobiernos europeos y las instituciones internacionales aunque tal vez, admitió, éstas pueden haber sido tomadas un poco tarde. Reconoció la persistencia de amplios márgenes de riesgo sobre la deuda y la tensión en el mercado, pero cree que no estamos cercanos a ver una réplica de la crisis sistemática del 2008. Estos puntos de vista informaron su pronóstico: "desaceleración del crecimiento del PIB en los próximos trimestres con continuas preocupaciones sobre la deuda pública. Que los países de la eurozona necesitan disminuir esta deuda es obvio, pero no es posible que puedan hacerlo rápidamente".

Como conclusión dijo que "no creemos que la eurozona vaya a explotar". Detrás de una moneda común hay un proyecto político más grande, no para establecer los Estados Unidos de Europa, sino para garantizar la paz en un continente previamente devastado por la guerra.

Hay que fortalecer la gobernabilidad, disciplinarse, restablecer la confianza con los inversores. Reducir el apalancamiento y tomar medidas coherentes para coordinar políticas dentro de la eurozona

Aunque la inflación sería una forma de aliviar la carga de la deuda, el Banco Central de Europa (BCE) tiene un mandato claro y único de resistir la inflación. Sin embargo, los problemas de la deuda tienen algunas ventajas: "la buena noticia es que debido a esta crisis el euro está cayendo frente al dólar, lo que ayuda a las exportaciones europeas e, irónicamente, en especial a Alemania". De todas formas, la conclusión del CEO del BNP fue que las finanzas de los países emergentes continuarán teniendo mejores resultados en el corto plazo que las de sus pares europeos y que el euro debería seguir retrocediendo frente al dólar.

La primera pregunta del auditorio fue sobre el tamaño de carga de la deuda griega, expresando dudas sobre la capacidad de Grecia de devolver el monto total y preguntando si un recorte del 50% de la valoración podría haber sido mejor. Marchessaux dijo que él hubiera preferido esa situación y todavía cree que una reestructuración de la deuda griega es necesaria. Además, dijo que el problema de Grecia fue pequeño en relación a la UE en su conjunto y que fue la lentitud en la gestión del problema lo que le permitió escalar.

Con la segunda pregunta, en primer lugar se trató de distinguir entre la causa de la crisis en los EE.UU. y en Europa, y en segundo lugar se preguntó sobre la sostenibilidad de una moneda común a través de países que tienen situaciones económicas y políticas fiscales diferentes. Respecto de lo primero, el orador comentó que hacer esa distinción es útil y observó que los problemas que se originaron en los EE.UU. se propagaron a otros países, y en ese proceso exacerbaron los problemas subyacentes propios de esos países. En cuanto a la segunda parte, Marchessaux reiteró la dimensión política del proyecto europeo, sin dejar de admitir que la convergencia en política fiscal y producto económico, uno de los objetivos establecidos al comienzo de la integración europea y parte de lo que se buscaba con el establecimiento del euro, aún no se ha logrado.

La siguiente consulta retomó el énfasis que Marchessaux puso en el aspecto político para reflexionar sobre si la unidad pudo haberse erosionado recientemente, en concreto, si los alemanes podrían ya no estar dispuestos a pagar por el proyecto europeo. El economista estuvo de acuerdo en que "hemos visto una fuerte presión de Alemania para aumentar la disciplina", pero presentó ese accionar como un deseo de no otorgar beneficios gratis a los miembros menos virtuosos de la UE.

Además de los problemas financieros de la UE, la siguiente pregunta expresó una preocupación por la continua erosión de la competitividad europea. Se comentó que las recientes dificultades pueden significar el fin de 10 a 15 excelentes años para el euro durante los cuales los países tuvieron mercados internos en crecimiento, pero que ahora, a medida que el mundo se reequilibra, el único claro ganador es Alemania y su crecimiento impulsado por las exportaciones. La pregunta finalmente fue: con las exportaciones europeas en general muy débiles, "¿cuán lejos podemos llegar con el ajuste fiscal sin aumentar la competitividad?". Marchessaux coincidió con este análisis y, aunque en el largo plazo es optimista, no quiso ocultar la dificultad que los países europeos enfrentarán para poder competir a nivel global. La actividad económica se está alejando considerablemente del Euro hacia los lejanos occidente y oriente. Pero todavía, "creemos en la eurozona", dijo Phillipe Marchessaux, "pero tomará mucho tiempo y será difícil" hasta que el crecimiento económico esté plenamente restablecido.

Que los países de la eurozona necesitan disminuir su deuda es obvio, pero no es posible que puedan hacerlo rápidamente

Dado que el futuro está lleno de dificultades y que se tomarán más medidas de austeridad, la siguiente pregunta estuvo dirigida a si tal vez el sufrimiento para mantener a la UE sería demasiado y no valdría la pena. Y si Alemania, como el único motor de crecimiento en el continente, podría poner en peligro la recuperación de otros países con sus medidas de austeridad recién adoptadas. La segunda parte de la pregunta fue si esta crisis verá un cambio radical en la orientación del estado europeo de un modelo de bienestar que ya no parece sostenible hacia una mayora apertura del mercado y menos regulaciones. Marchessaux tomó esta parte primero diciendo que el estado de bienestar superará la crisis, aunque inevitablemente serán necesarios ajustes. En cuanto a la primera parte del comentario, el director ejecutivo de BNP explicó el dilema de Alemania: "si no se toman medidas, los países del euro seguirán siendo objeto de ataques; si se toman las medidas, entonces los mercados van a estar bien por un tiempo pero luego todo el mundo preguntará sobre el crecimiento". Las medidas deberían ajustarse y aún se deben decidir los niveles específicos de déficit, deuda e impuestos.

La última pregunta fue sobre qué efecto podrían tener estos eventos en Europa sobre el comercio con America Latina. El orador respondió que esto dependerá en grande parte de los productos. En cuanto a los instrumentos financieros, dijo que se está moviendo más hacia los vehículos de alto rendimiento. En segundo lugar, en parte como respuesta a los hechos en Europa pero también en otros lugares, está ocurriendo una sobrevaloración de los países emergentes. En su opinión, desde una perspectiva latinoamericana los que compran instrumentos marcados en euros también deberían buscar un alto rendimiento, pero además, podrían considerar la cobertura del riesgo de divisa, con la previsión de que el Euro va a caer aún más frente al dólar. En términos de acciones, Marchessaux dijo que elegiría empresas "que están expuestas al mundo global y, en particular, a los países en desarrollo".

Adalberto Rodríguez Giavanni cerró la discusión agradeciendo a Phillipe Marchessaux por sus comentarios perspicaces. Si bien los mercados europeos siguen estando bajo presión y medidas extraordinarias han sido tomadas y son todavía necesarias, es favorable que varios europeos, entre ellos el Sr. Marchessaux, hayan venido a explicar al CARI sus puntos de vista sobre la crisis financiera en Europa, teniendo en cuenta tanto sus esperanzas y optimismo como también el reconocimiento de las dudas y trampas en el camino a la recuperación.

Philippe MarchessauxGraduado del HEC School of Management, París (1985) y MA en Filosofía de la Universidad de París IV - Sorbonne (1986). Comenzó a trabajar para la Banque Nationale de Paris (BNP) en 1987 y a partir de entonces ha ocupado una serie de posiciones dentro de las áreas de gestión de cartera y desarrollo de negocios. En el año 2000 se le asignó la responsabilidad de las actividades de multi-gerenciamiento de BNP Paribas y en 2005 se convirtió en miembro del Comité Ejecutivo de Gestión de Activos. En julio de 2009, Philippe Marchessaux fue designado Chief Executive Officer de BNP Paribas Investment Partners