Autor: María Virginia Yapur, Miembro del Comité de Estudios de Asuntos Africanos, de los Países Árabes y Oriente Medio, Buenos Aires, 24 de noviembre de 2005

La República de Liberia, fundada en 1822 con el objeto de ser el refugio de esclavos libertos procedentes de Norteamérica, logró la independencia el 26 de julio de 1847. Por más de 150 años, los descendientes de dichos esclavos han dominado a la mayoría de los nativos, situación que revivió la tensión étnica. Sus vastos recursos naturales, entre los que se cuentan el caucho, el oro y los diamantes, le auguraban un buen futuro. Sin embargo, los constantes conflictos políticos, que incluso han traspasado los límites territoriales regionalizando la violencia, han demostrado lo contrario.

En un intento por revertir la accidentada y trágica historia del país, el 11 de octubre de 2005 se celebraron elecciones presidenciales y legislativas, los primeros comicios luego de la guerra civil que asoló al país por catorce años y que culminó hace tan sólo dos. Catalogadas como "libres y transparentes" por los más de 400 observadores internacionales que participaron, el acto electoral demostró el deseo de los liberianos por reconstruir y pacificar el estado del oeste africano, dejando de lado el conflicto armado, el autoritarismo, el personalismo político y las políticas de exclusión.

Las históricas elecciones fueron posibles gracias al proceso iniciado en 2003, con el acuerdo de paz suscripto en Accra (Ghana) por el entonces gobierno de Charles Taylor y representantes del grupo Liberianos Unidos por la Reconciliación y la Democracia (LURD), el Movimiento por la Democracia en Liberia (MODEL), partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil. Dicho instrumento no sólo facilitó el cese de hostilidades, sino también la renuncia y posterior exilio del Jefe de Estado en Nigeria y el despliegue de 15.000 efectivos de Naciones Unidas (UNMIL). Se estableció un Gobierno Nacional de Transición (NTGL), por el término de dos años, liderado por Gyude Byant, empresario liberiano perteneciente al Partido de Acción Liberiano, con el fin de organizar la transición a las elecciones de octubre de 2005 y el reemplazo por un gobierno efectivo en enero de 2006. Asimismo, se estableció una Asamblea Nacional Legislativa de Transición (NTLA) compuesta por 76 miembros

A pesar de los problemas logísticos, los liberianos han sido los verdaderos protagonistas de los comicios. Con una población de menos de 3 millones de habitantes, diezmada y traumatizada por la violenta guerra civil e insatisfecha en sus necesidades básicas, de 1.5 millones de ciudadanos habilitados para votar, se registraron aproximadamente 1.35 millones (cerca del 90% del padrón electoral). Cabe destacar que del total de los votantes, la mitad eran mujeres y el 40% jóvenes (oscilando las edades entre 18 y 28 años).

A nivel presidencial, se presentaron 22 candidatos aunque sólo dos captaron la mayoría de los votos. George Weah, millonario jugador de fútbol de 39 años apodado "Rey George" y coronado Jugador Mundial en 1995, se presentó como figura del Congreso para el Cambio Democrático. Además de su destacada actividad como deportista, se desempeñó como Embajador de Buena Voluntad para UNICEF y regresó a Liberia para alentar a los "niños soldado" a abandonar sus armas y acogerse al proceso de desarme y desmovilización. Sus críticos han resaltado su falta de perfil político y educación.

Como contraparte, Ellen Jonhson-Sirleaf apodada "La Dama de Hierro" lideró la lista del Partido de la Unidad. La veterana política y economista de 66 años, se desempeñó en el sector internacional como oficial del Banco Mundial, en el público como Ministro de Finanzas, y en el ámbito privado como Vicepresidente del Citycorp. Asimismo, dirigió la Oficina de África para el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas. Sirleaf ha sido criticada por su prematuro apoyo a Charles Taylor en el levantamiento de 1989 contra Samuel Doe, situación que culminó en la trágica guerra civil. Se presentó en las últimas elecciones presidenciales de 1997, siendo derrotada por Taylor. Su plataforma se centró en la lucha a favor de un gobierno honesto y transparente; la provisión de electricidad y agua a Monrovia en un plazo de seis meses y el lanzamiento de un ambicioso programa educativo.

Las diferencias entre ambos contendientes no han sido sólo de sesgo político sino también de llegada al público. Gracias a su perfil deportivo, Weah se vio favorecido en sus votos por la admiración que los jóvenes liberianos le profesan; mientras que Sirleaf conquistó a las clases medias. Otra disparidad respecto de los candidatos se registró su nivel educativo, mientras Sirleaf culminó un Master en Administración Pública en la Universidad de Harvard, Weah nunca terminó el secundario.

No obstante y más allá de este primer gran paso en aras de la reconstrucción del Estado liberiano, no se debe dejar de lado la contracara del país: la economía y la infraestructura liberiana están destruidas; hasta el 21 de diciembre de 2005, Liberia continuará enfrentando las sanciones internacionales sobre el comercio y exportación de diamantes y maderas; numerosos empresarios han abandonado el país llevándose consigo el capital invertido; la tasa de desempleo ha ascendido al 85% y la deuda externa sobrepasa los dos billones de dólares.

Atento los resultados finales confirmaron que ninguno de los dos favoritos obtuvo el 51% de los votos (28.3% para Weah y 19.8% para Sirleaf), el 8 de noviembre de 2005 se llevó a cabo la segunda ronda electoral. Con el 59.4% de los sufragios, Johnson Sirleaf fue declarada triunfadora por la Comisión Nacional Electoral. Si bien las elecciones fueron consideradas como libres y transparentes por los observadores internacionales, George Weah, quien obtuvo el 40.6% de los votos, denunció el acto electoral alegando maniobras fraudulentas, negándose su partido a aceptar los resultados electorales.

Considerando que Liberia ha sido incluida en el Primer Índice de Estados Fallidos en el puesto número 9 de los 20 estados en situación de mayor riesgo y además del reto que implica ser la primera mujer Presidente en la historia africana, el gran desafío para la nueva Mandataria, quien asumirá su cargo en enero de 2006, será reconducir al país en el camino del crecimiento y el desarrollo sustentable. El primer paso ya ha sido dado: Johnson Sirleaf le ofreció a Weah colaborar en el nuevo Gabinete.

Por otra parte, su tarea deberá considerar, entre otros tópicos, la apertura política de Liberia con una acabada reforma institucional que incluya los sectores de justicia y de seguridad; una mejora en la calidad de vida de los ciudadanos mediante la provisión de servicios básicos (agua, electricidad, rutas y caminos, educación y salud); la reconciliación nacional tomando en cuenta la diversidad étnica; la aceleración del proceso de desarme, desmovilización y reinserción de los ex combatientes; la reconstrucción, diversificación y aumento de los niveles de producción e inversión; y el combate contra los altos niveles de corrupción y desempleo.