8 de abril de 2011

Sesión académica a cargo del Profesor Stephen Clarkson, organizada conjuntamente por el CARI y la Asociación Argentina de Estudios Canadienses (ASAEC)

Por Clara Buelhoff

El lugar de Canadá en el orden mundial y su rol como poder mediano han experimentado profundos cambios desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. La exposición del profesor Stephen Clarkson sobre la política exterior de Canadá destacó su membresía al Tratado de Comercio libre de Norteamérica (TLCAN) y su relación con los demás miembros (Estados Unidos y México), tanto los cambios exógenos como endógenos. Por otra parte, hizo hincapié de los efectos sociales y económicos que tienen en general los Tratados de Libre Comercio.

Clarkson empezó mencionando los cambios históricos a partir de 1945. Por representar una parte integral de la estrategia Norteamericana durante la Guerra Fría, Canadá jugó un papel desproporcionadamente mayor a sus capacidades reales después del fin de la Segunda Guerra Mundial. Y, como su económica era la sexta mayor del mundo, también formaba parte del G8. Con el fin de la Guerra Fría y el nuevo equilibrio de fuerzas, Canadá perdió gran parte de su importancia estratégica y su relevancia económica.

Otro factor cardinal en la trayectoria de la política exterior canadiense fue el cambio de paradigma del desarrollo económico y político desde un modelo keynesiano hacia el neo-conservatismo. Aunque después de 1945 el clima en Norteamérica estaba favorable a la integración, la crisis de 1971 convierte a los Estados Unidos en más proteccionista. Por miedo de una crisis de exportaciones, el gobierno canadiense resuelve diversificar sus relaciones políticas y económicas con otros países.

En 1985 se establece el paradigma neoconservador en Canadá. El TLCAN, fundado en 1994, está destinado a incentivar la integración regional sin instituciones supranacionales, como las de la Unión Europea. Como consecuencia de esa aproximación a la integración, los conflictos internos entre los miembros son difíciles de aclarar y los resultados reflejan la asimétrica distribución de poder entre los miembros, especialmente dado que Estados Unidos no se siente obligado por la jurisdicción de los órganos del TLCAN. Por ende, a fines prácticos, en casos de conflictos es conveniente recurrir a la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Ginebra; América del Norte se queda sin gobernanza efectiva en el nivel continental.

El tercer factor de cambio en la política exterior de Canadá es la seguridad, que surgió con vigor después de la tragedia del 11 de septiembre de 2001. La paranoia de Washington ante el terrorismo impuso profundos cambios en México y Canadá; entre otros, una multitud de leyes en lo que concierne la seguridad, por ejemplo leyes de visa. Como Estados Unidos había bloqueado sus fronteras, México y Canadá se vieron forzados de cumplir con las exigencias del Homeland Security Department.

Todo eso tuvo por resultado que el nivel de comercio entre los miembros del TLCAN se estancara y que se rompieran las cadenas de producción integrada. Así, Canadá empezó a forjar más acuerdos bilaterales con países fuera de la región, empezando por países latinoamericanos. Como la política exterior de Canadá responde a los intereses de las industrias mineras y petrolíferas, estos acuerdos principalmente tienen por fin avanzar en los intereses de las multinacionales canadienses frente a los países huéspedes. Clarkson manifestó que esta es una de las razones por las cuales Canadá no logró ocupar un asiento temporal en el Consejo de Seguridad: presiona a otros gobiernos de favorecer una política ambiental regresiva aunque es firmante del Protocolo de Kyoto.

Clarson explica la pérdida de importancia que enfrenta Canadá a nivel mundial en parte como consecuencia previsible del ascenso China, India y Brasil. El profesor agregó que en sus relaciones continentales, Canadá descuida a México. Al mismo tiempo, en el seno de la crisis económica actual se siente excluido de mundo al que creía pertenecer.

Tomando en cuenta los cambio internos de Canadá y los desafíos que presentan las transformaciones en el ámbito internacional, Clarkson llegó a la siguiente conclusión: La crisis global del medio ambiente, de la desigualdad social y de la criminalidad o sea de la inseguridad, exigen una redemocratización de Canadá y de su gobierno neoconservador para que las empresas públicas puedan enfrentar estos problemas al largo plazo y que no prevalezcan los intereses de las mineras al corto plazo.

La crisis global del medio ambiente, de la desigualdad social y de la criminalidad o sea de la inseguridad, exigen una redemocratización de Canadá y de su gobierno neoconservador para que las empresas públicas puedan enfrentar estos problemas al largo plazo y que no prevalezcan los intereses de las mineras al corto plazo

Se abrió en seguida la discusión sobre las futuras perspectivas de la política exterior de Canadá y de los Tratados de Libre Comercio. Como la Ronda de Doha fracasó, cada país negocia sus propios acuerdos con los demás lo que acaba en una confusión total, constata Clarkson. Además, indicó que los acuerdos con subsidios gubernamentales distorsionan la competencia. Según el profesor, los acuerdos no son capaces de responder adecuadamente a los efectos sociales que causan.

Como parte de la nueva estrategia del gobierno del Ministro Presidente Harper, la retórica canadiense de democracia hacia América Latina va acompañada de inversiones masivas en el campo de minería.

Un aspecto a señalar es el alejamiento que Canadá aspira respecto de México. Se pretende volver a una relación ‘especial' con Estados Unidos, pretensión que puede generar grandes problemas en el futuro; por ejemplo, la industria del narcotráfico está completamente integrada entre los tres países y no se puede combatir unilateralmente.

En cuanto a la diversificación de las relaciones bilaterales de Canadá, se tiene que examinar la distribución de poder en el nivel domestico de Canadá. Existe un alto grado de autonomía de las provincias que impide la negociación de acuerdos por parte del gobierno central y se vuelve difícil seguir una política exterior comercial más allá de los intereses de las grandes empresas mineras y petrolíferas.

Después del lanzamiento del denominado "Buy-American-Act" lanzado por el presidente estadounidense Barack Obama, las provincias canadienses tuvieron que firmar el "government-procurement-agreement Act" de la OMC, que ya constituye una importante concesión.

Mirando la importancia potencial de Canadá, Clarkson señaló que los gobiernos más relevantes aparte del gobierno nacional se encuentran en Québec y Alberta. Como las provincias tienen autonomía sobre sus propios recursos, los intereses de la industria en Alberta chocan con los de los rancheros y con los ambientalistas. Además, otros países están empezando a negarse a la importación de petróleo sucio, pero de cualquier forma el poder al nivel domestico está en manos de la industria.

Por último, Clarkson acentuó las relaciones bilaterales con destacados países del Asia y su rol en la desintegración de América del Norte y del regionalismo en América Latina. Tanto inversiones chinas como indianas desvelan la atracción de recursos canadienses para el resto del mundo y las oportunidades que tiene el país para independizarse de sus relaciones asimétricas con Estados Unidos.

Stephen ClarksonProfesor de Economía de la Universidad de Toronto, es egresado de esa Universidad y recibió la beca Rhodes para su Maestría en la Universidad de Oxford. Obtuvo el Doctorado en Ciencias Políticas en la Universidad de la Sorbonne en París y posteriormente la beca "Jean Monnet" para estudiar en el Instituto Universitario Europeo de Florencia la Unión Europea como marco analítico para investigar los aspectos institucionales y regulatorios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Fellow of The Royal Society of Canada en reconocimiento de calidad de sus trabajos. Es también Senior Fellow del Centre for International Governance Innovation de Waterloo, Canadá. En 2010 recibió la Orden de Canadá, el honor más alto para un ciudadano canadiense. Ha publicado más de ocho libros, entre ellos, una importante biografía de Pierre Trudeau y ha focalizado sus investigaciones sobre los problemas de la autonomía canadiense en el seno de la integración de la región norteamericana. Actualmente está terminando un estudio sobre las relaciones de poder entre los tres países que la componen