Estando próximo a cumplirse el primer aniversario de la guerra ruso-ucraniana, no hay señales de resolución de la misma en uno u otro sentido en un plazo previsible. Ninguna de las partes en conflicto parece dispuesta a revisar sus objetivos políticos por el momento, pero tampoco tienen capacidad de maniobrar de manera decisiva por el momento, de manera que el curso de la guerra está actualmente determinado por el desgaste material y la capacidad de recomposición de las respectivas fuerzas en una guerra de posición.