Como de muchas otras cosas en esta ciudad, la culpa la tiene Carlos Muñiz. Al iniciarse el año 1990 me pidió que en el ciclo referente a los diplomáticos argentinos recordase la memoria de Julio A. Roca (h), propósito que se cumplió mediante una conferencia pronunciada el día 8 de agosto de ese año. Los antecedentes que fundamentaron la exposición fueron reunidos y publicados posteriormente en un folleto editado por el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales, agotado.