Artículos y Testimonios
Nº 24. Darfur. Genocidio y la difícil articulación de los esfuerzos de la comunidad internacional

El conflicto en Sudán ejemplifica un patrón recurrente en los asuntos globales contemporáneos, donde las luchas étnicas se entrelazan con la competencia por recursos escasos, lo que conduce a asesinatos masivos, desplazamientos, pobreza y violaciones generalizadas de los derechos humanos. Tras la independencia de Sudán, las tensiones se intensificaron entre el norte y el sur, impulsadas por disputas sobre la tierra y el agua, así como por cuestiones más profundas como el poder político, el rol de la religión en el Estado y el derecho a la autodeterminación. Estas tensiones se materializaron en enfrentamientos violentos entre comunidades de pastores y agricultores, y entre grupos rebeldes —como el Ejército/Movimiento de Liberación de Sudán y el Movimiento Justicia e Igualdad— y el gobierno central. Los esfuerzos por resolver el conflicto llevaron al Protocolo de Machakos, un acuerdo clave que estableció principios de gobernabilidad, procesos de transición y reconoció el derecho a la autodeterminación del pueblo del sur de Sudán, abordando además la relación entre el Estado y la religión.