Un nuevo paradigma para un conflicto global
En los últimos cuatro años la situación en Oriente Medio se ha ido deteriorando de forma continuada, precipitándose hacia una crisis de consecuencias imprevisibles. Nunca antes se encontraron tan extendidos el resentimiento y la hostilidad hacia Occidente en el mundo árabe y musulmán, correspondido del otro lado por un temor creciente al peligro islámico. El colapso del proceso de paz, seguido del tremendo impacto que supuso el ataque terrorista del 11 de septiembre en Estados Unidos y la escalada militar norteamericana que desembocó en las invasiones de Iraq y Afganistán, han exacerbado la multitud de conflictos subyacentes en una de las regiones más volátiles del planeta. La cruzada contra el eje del mal y la guerra contra el terror han convertido la teoría de Huntington del choque de civilizaciones en el nuevo paradigma sobre el cual se justifica la inevitabilidad del conflicto, cuyos frentes de lucha no tienen una limitación geográfica. Por otro lado, la invasión de Iraq ha proporcionado a los seguidores de Ben Laden la bandera que necesitaban para movilizar el enorme descontento acumulado en amplios sectores musulmanes.