Los Diplomáticos
Nº 7. Manuel E. Malbrán
Octubre, 1993

Si el azar, de suyo imprevisible, me obligase a poner un título a esta disertación la denominaría sin vacilar “Malbrán o el Embajador”. Intercalo una “o”, la más sonora letra del idioma según la Real Academia, porque traduce una idea de equivalencia. Malbrán sería entonces el embajador por antonomasia, el diplomático por excelencia.