El cuadro de incertidumbre que caracteriza al actual contexto mundial impone que la seguridad y la defensa continúen mereciendo la atención de los gobiernos nacionales y que el sector militar permanezca como un elemento de importancia capital para la supervivencia de los Estados como unidades independientes. No es realista concebir un Estado de considerable tamaño e influencia internacional que pueda abdicar sus fuerzas de defensa.