Cualquier poder contiene en sí mismo el germen de su desmesura. Cualquier poder político, económico, legislativo, ejecutivo, judicial, religioso alcanza un momento en el cual sobrepasa el límite de sus derechos e invade las libertades y los derechos de los individuos y comunidades. Es una ley de la historia. Mejor reconocerla que negarla.

Es suficiente abrir un libro de derecho para apreciar que nuestra época ya no es la de Montesquieu cuando existía el poder ejecutivo, legislativo y judicial. A esos tres poderes fundamentales se agregaron nuevos poderes a medida que evolucionaron la sociedad, la civilización y la técnica. Existe un poder singular que es el poder científico.