Gracias, excelencias, distinguidos invitados, señoras y señores. Es un honor estar aquí.
Lo primero que quiero decir es que las relaciones entre Asia y América Latina no han alcanzado todo su potencial. Nuestras regiones están divididas por grandes distancias (me tomó 30 horas llegar hasta aquí), divididas por trayectorias históricas distintas y también por los idiomas. Pero estas brechas deben cambiar. Y la razón por la cual tienen que cambiar es que tanto en Asia como en América Latina debemos reestructurar nuestras economías. Y tenemos que reestructurarlas para enfrentar los desafíos que plantea la globalización y la revolución digital. Nuestros pueblos, en Argentina o en Singapur, están exigiendo buenos empleos, con buenos salarios. Incluso si intentamos lograrlo, es responsabilidad de los gobiernos de todo el mundo asegurarse de que, en conjunto, las economías sean competitivas mientras el mundo está cambiando de manera tan dramática y tan rápida.