Por Carlos Javier Regazzoni

Doctor en Medicina. Director del Comité de Salud Global del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales. Correo de contacto: cregazzoni@gmail.com.

1. Introducción

Las cuestiones relacionadas con la salud global muestran un cambio perceptible que se aleja progresivamente de las formas tradicionales de acción colectiva frente a sus cuestiones más críticas. El silencio de la diplomacia sanitaria mundial contemporánea (Kickbusch, Silberschmidt y Buss, 2007), profundamente debilitada por la retirada de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud y emulada por la de Argentina (Brennan, Alvarado y Valdés, 2025), sumado a una presión generalizada sobre la ciencia y los mecanismos multilaterales de cooperación sanitaria (London School of Hygiene & Tropical Medicine, 2025), son cambios inquietantes de potencialmente graves consecuencias (Nature, 2025). A esto hay que sumar las políticas promovidas por el presidente Donald Trump. El mandatario busca recalibrar los precios mundiales de los productos farmacéuticos (Mason, Bose y Wingrove, 2025) para alinearlos con los costos de los medicamentos en Estados Unidos, a la vez que pretende reducir la dependencia desproporcionada de otras naciones de la innovación financiada por Estados Unidos. Esto conlleva consecuencias muy probablemente perturbadoras para el orden sanitario mundial, las cuales ameritan un examen minucioso y crítico. Lejos de ofrecer una solución a los serios problemas existentes en el acceso a medicamentos, este reequilibrio corre el riesgo de agravar las desigualdades preexistentes en materia de salud y podría, paradójicamente, frenar el progreso biotecnológico a escala planetaria (Department of Global Health, 2025).