En un discurso reciente en la Sorbonne, Emmanuel Macron reivindicó la autonomía estratégica como eje rector de la política exterior europea. En un escenario global signado por una creciente rigidez sistémica y por el conflicto persistente en Ucrania, las definiciones de política exterior europea vuelven a estar en la encrucijada. Con fricciones intrabloque, alimentadas por las diferentes percepciones y los vínculos con China y Estados Unidos entre los países de la Unión, consensuar en una definición compartida de política exterior para Europa se ha convertido en una quimera.